Hace unos días, después de la presentación de mi novela LA ROPAVEJERA, el génesis del mal (aprovecho para la publicidad) en el festival de cine FANTASTI’CS de Castellón; a la vuelta entré por la autopista. Al llegar al peaje, y justo donde ya empiezan a anunciar una velocidad inferior a los 120, vi a un vehículo (pobrecito él) averiado en el arcén, con su correspondiente iluminación y el triángulo bien puestecito, aunque creo que a menos de 50 metros, pero eso no lo podría jurar. La cosa, dada la experiencia, estaba clara. Se trataba de un radar de velocidad puesto a mala leche.
Radar de velocidad; en Francia están todavía más desesperados que aquí.
Eso me hizo pensar en que también ellos se jugaban el tipo tontamente, porque se quiera o no, permanecer dentro del vehículo mal aparcado en plena autopista, es un peligro. Recordemos que en caso de avería se aconseja abandonar el vehículo y apartarse prudentemente de la carretera para no acabar atropellado.
Radar de velocidad de carne y hueso, a la desesperada para llegar a final de mes
El caso es que pensando en que también ellos se jugaban la vida por cuatro multas de m…, hoy me he enterado de que en Francia son todavía más irresponsables que aquí (que ya es decir). No hay más que mirar las fotos en las que se puede ver perfectamente a un policía, carente de sentido común, o desesperado por llegar a final de mes (o quién sabe si ambas cosas), escondido en un hito de vértice compuesto, sí, uno de esos cacharros de plástico verde redondeados que tan a menudo vemos despanzurrados por algún vehículo.
Como diría mi abuela… P’ABERSE MATAO.
Ramón Cerdá
Radar de velocidad de carne y hueso was last modified: noviembre 13th, 2014 by Ramón Cerdá