Radicales de la teta

Por 1maternidad_diferente

De izquierda a derecha, Lars Bode y Peter Hartman,
dos de los presuntos "radicales de la teta" que participaron
en el 7º Simposium Internacional de Lactancia Materna.

No voy a hablar hoy de las personas a las que se suele tachar de talibanas de la teta o locas de la teta. No, voy a hablar de personas con traje y corbata, investigadores reputados, hombres hechos y derechos (y alguna mujer), que con argumentos contundentes contrastados con sus estudios y análisis, no dudan en demostrar una y otra vez la superioridad de la leche materna.
Y es que, obviamente, una espera que en un congreso de lactancia materna se hable con seriedad y se lleve a ponentes de calidad sobre el tema. Pero aún así, me ha sorprendido cuando a preguntas sobre la duración de la lactancia o la comparación entre la leche materna y la leche de fórmula, estos hombres “serios” han respondido con datos fríos y contundentes que demuestran la infinita superioridad de la lecha de humano para los bebés humanos.
Claro, a ver quién tiene el morro de echarles en cara eso de que son unos radicales de la teta o que sus palabras no pretenden sino culpabilizar a las madres que no amamantan. En la exposición de estos señores no cabe ese tipo de diálogo, ya que son “científicos”, personas de reputación contrastada, gente que sabe de lo que habla. Y aún así, ahí quedan declaraciones del estilo de:
  • Dudo mucho que la leche de fórmula llegue alguna vez a aproximarse mínimamente a la complejidad de la leche materna y sus múltiples beneficios.
  • El DHA con el que se enriquecen las leches de fórmula es diferente al de la leche materna y es muy dudoso que llegue a tener el mismo efecto.
  • La leche de fórmula ayuda a los bebés a sobrevivir razonablemente, pero no es un sustituto de la leche materna.
  • El bebé no se puede vincular con incubadoras, por eso es importante que la madre o el padre estén en contacto permanente con él.
  • La duración normal de la lactancia se sitúa en torno a tres años y medio, pero hay poblaciones que amamantan hasta los seis.
  • No sabemos qué impacto/coste biológico puede tener el destete temprano de los bebés humanos.
  • Por cada mes que amamanta una madre se reduce su riesgo de padecer cáncer de mama.
  • Todos los medicamentos deberían incluir información adecuada sobre lactancia en los prospectos, basada en investigaciones fiables realizadas antes de su comercialización.
Sin medias tintas, sin paños calientes, sin ambigüedades, dejando bien claro la infinita superioridad de la lactancia materna para el correcto desarrollo de los bebés. La próxima vez que alguien me insinúe lo de “radical” de la teta, le voy a poner un vídeo de estos señores a ver qué le parece.
Pero bueno, entrando en materia. Gracias a Suu, del blog Construyendo una familia, y a Medela, pude presenciar la conferencia de prensa previa al 7º Simposium Internacional de Lactancia Materna que tuvo lugar el pasado mes de abril en Austria.
Células madre
El tema estrella del congreso fue la presencia de células madre en la leche materna, un descubrimiento que se ha llevado a cabo por la UWA, una universidad australiana cuyos representantes fueron Peter Hartman y Foteini Hassiotou.
Las células madre presentes en la leche materna tienen la potencialidad de convertirse en prácticamente cualquier tipo de tejido, por lo que este descubrimiento abre muchas vías de investigación en el campo de las células madres y la medicina regenerativa. En concreto, la investigación del equipo australiano se está centrando en el papel que estas células pueden tener en el desarrollo del bebé y como pueden influir en la respuesta del organismo ante enfermedades.
Como campos futuros de aplicación de este descubrimiento, Hassiotou señaló que era necesario investigar cómo se podrían usar estas células para tratar las enfermedades de los bebés, de la madre o de los familiares.
Función defensiva
En la conferencia de prensa también estuvo Peter Hartman, miembro del equipo de investigación australiano que tanto ha hecho avanzar los conocimientos sobre lactancia materna en los últimos años. Hartman afirmó que la leche materna es una secreción muy compleja de la que apenas conocemos nada. Por ejemplo, constató que aunque se cree que el rol principal de la leche es nutricional, lo cierto es que, desde un punto de vista evolutivo, la lactancia materna apareció como mecanismo defensivo y, posteriormente, se incorporó el valor nutricional. Eso supone un gran número de implicaciones, como el hecho de que los sucedáneos de leche materna cubren (y lo hacen pobremente) solo el aspecto nutritivo y nunca podrán alcanzar la función protectora de la leche materna.
Ante la pregunta de una periodista sobre cuánto tiempo se debe prolonger la lactancia, Hartman constató que “la duración normal de la lactancia es de unos tres años y medio, aunque hay poblaciones que amamantan a los bebés hasta seis años”. “Todos los primates amamantan hasta edades muy tardías”, aseveró, añadiendo que se sabe poco todavía sobre los cambios que se producen en la composición de la leche según va creciendo el bebé, por lo que se desconoce también el impacto que puede llegar a tener un destete temprano.
En cuanto al futuro de la investigación, Hartman aseguró que se debería analizar cómo influyen en la lactancia las distintas prácticas y protocolos que se realizan en torno al momento del nacimiento.
Oligosacáridos
Una de las aportaciones que me resultó más interesante fue la de Lars Bode, investigador de la Universidad de California, que habló sobre la los oligosacáridos de la leche humana (HMO), que son distintos tipos de azúcares complejos presentes en abundancia en la leche materna. Son el tercer tipo de molécula más numeroso en la leche materna (después de la lactosa y las grasas) y se han identificado cientos de tipos diferentes en la leche materna.
Según explicó Bode, tienen un efecto prebiótico (ya que ayudan a que el intestino sea colonizado por bacterias beneficiosas) y antimicrobiano (evitan que los microorganismos dañinos se fijen en la superficie intestinal)  y fomentan el desarrollo cerebral. Además, se ha demostrado su función en la prevención de la enterocolitis necrotizante (NEC) y se está investigando su papel en la protección frente al contagio del Sida.
Respecto a este último apartado, el investigador aclaró que aunque el virus del VIH está presente en la leche, solo el 20% de los bebés de madre portadora se infectan durante la lactancia. Por eso, hoy en día se teoriza sobre si uno de estos oligosacáridos puede fijar el virus en su estructura y neutralizarlo, ejerciendo así una función protectora.
Durante la charla, surgió la pregunta de si las investigaciones en este campo podrían desembocar en una mejora de los sucedáneos de leche materna, ante lo cual la respuesta de Bode fue rotundamente negativa: la leche de los animales de granja tiene una cantidad infinitamente menor de oligosacáridos que, además, no son tan complejos como los de la leche humana, explicó. Los oligosacáridos de la leche materna no se pueden encontrar en plantas o bacterias ni en ninguna otra fuente conocida. Además, los oligosacáridos de otras fuentes no tienen los beneficios de los de la leche humana, sobre todo en la protección frente a enfermedades. Por eso, recordó, hay que ser muy cauto en el uso de leche artificial, siendo siempre muy conscientes de los riesgos que conlleva.
Que no os separen
El profesor Uwe Ewald de la Universidad de Uppsala en Suecia explicó los cambios que se están llevando a cabo en las unidades de cuidados intensivos neonatales de Suecia para hacerlas más accesibles y acogedoras para las familias de los bebés ingresados. Ewald se lamentó de que hoy en día la separación de madre y bebé todavía sea una práctica rutinaria en la mayoría de los hospitales y argumentó que esta separación es “dañina y completamente innecesaria”, ya que, entre otras consecuencias, conlleva riesgo de ansiedad, depresión, estrés y sensación de incompetencia en la madre.
“¿Por qué es importante implicar a los padres en el cuidado del prematuro?”, preguntó uno de los asistentes a la conferencia. “Por la misma razón por la que es importante que un niño tenga padres”, respondió contundentemente el sueco. Para cualquier niño es fundamental tener madres y la cercanía física es un requisito imprescindible para establecer el vínculo que convierte a la madre en madre y a la familia en familia. “El bebé no se puede vincular con incubadoras, por eso necesita una madre o un padre”, concluyó. Y finalizó su intervención con una bonita petición: “Mi deseo es que en ninguna unidad de cuidados intensivos neonatales se piense en la madre o en el padre del bebé como en visitantes sino que se los contemple, simplemente, como madres y padres cuidando de sus hijos”.
Medicamentos
Por último, Tom Hale centró su intervención en su área de especialización: el uso de medicamentos en las madres lactantes. Subrayó que “las madres sanas crían bebés sanos”, una frase orientada a recalcar la importancia de tratar cualquier enfermedad o dolencia de las madres para garantizar la salud presente y futura de sus retoños. Y eso incluye tratar enfermedades como la arterioescleriosis o la depresión con medicamentos sin por ello tener que abandonar la lactancia.
En el ámbito de los antidepresivos, Hale recalcó que se debe tratar a la madre lactante y no asustar a la madre dándola a elegir entre el tratamiento para su enfermedad o la lactancia. De hecho, hay muchas investigaciones y datos contrastados sobre los efectos en la leche y en el bebé de estos medicamentos. “Hay antidepresivos muy buenos y adecuados para las madres lactantes, con muchos estudios detrás que respaldan su uso”, aseguró Hale.
En una de sus intervenciones Hale aseguró que la leche materna debería considerarse casi un medicamento en si misma, ya que “tiene un enorme impacto en la prevención de enfermedades”, reduciendo en un 66% la incidencia de en el tracto respiratorio o en un 80% las otitis medias. Las infecciones se reducen enormemente, pero los beneficios también son múltiples para la madre, que por cada mes que lacta ve reducido su riesgo de padecer cáncer de mama. “Los beneficios en términos de salud son absolutamente enormes para los bebés amamantados”, sentención Hale.
Finalmente, señaló que se debería exigir a la industria farmacéutica que incluyera información adecuada sobre lactancia en los prospectos de los medicamentos ya que las advertencias que se incluyen hoy en día están escritas desde un punto de vista legal, pero no tienen ningún fundamento científico.