Cuando el País de las Hadas estuvo a punto de caer bajo el dominio de los duendes de Hierro, Meghan segó limpiamente ese lazo para salvar la vida del príncipe. Se había convertido en la Reina de Hierro, en la gobernante de un país en el que ningún duende de Verano o de Invierno podía sobrevivir. Ash se embarcó entonces en un viaje en busca de la única forma de cumplir su juramento y regresar junto a Meghan.
Para sobrevivir en el Reino de Hierro, debía poseer un alma
y un cuerpo mortales. Pero para conseguirlos tuvo que afrontar pruebas insalvables y descubrió, de paso, algo que lo cambiaba todo, una verdad que puso a prueba sus creencias más íntimas y le demostró que, a veces, es preciso algo más que valor para hacer el último y definitivo sacrificio. “Mi nombre, mi Verdadero Nombre, es Ashallayn’darkmyr Tallyn, y soy el último hijo vivo de la reina Mab, soberana de la Corte Tenebrosa. Para ella, sin embargo, estoy muerto. Mi caída comenzó, como tantas historias, con una chica...”