"Chicos, estamos en Harvard, por favor, esas cosas son para La Matanza, no para Harvard"
Cristina Fernández de Kirchner Presidenta de Argentina
Entiendo, a muchos podrá tentarnos el sentirnos totalmente incluidos en este primer mundo. Es todo maravilloso, las cosas parecen funcionar a la perfección, la gente es educada -en el caso de Londres- y como broche de oro, el ingles que hablan pareciera ser digno de imitar. Caminamos por las calles con esa sensación de seguridad que perdimos en nuestra Argentina de origen y nuestros sueldos son en una moneda que con muy pocas, podríamos ser los nuevos "nenes" bien de cualquier barrio porteño.
Las noticias que te llegan del tercer mundo parecen ser mucho mas terribles que cuando las vivíamos en persona y hasta nos preguntamos como hacíamos para soportar tanta corrupción, tanta inseguridad y tanta violencia sin caer en la cuenta que en aquel contexto, con nosotros en el medio, la vida era tan llevadera como la llevas ahora, tal vez incluso mejor, ya que acá el esfuerzo por pertenecer hace que hagas cosas que en tu país solo lo hacen "los negros cabeza".
No importa si cuando llegas a Europa debes comenzar desde muy abajo, la mierda en el primer mundo no hiede, y al no dejar rastros solo se padece desde el anonimato; total, estando todos tus amigos tan lejos y sin poder confirmar que lo que estas haciendo actualmente es limpiar baños de algún pub del Soho londinense no hay de que preocuparse.
La vida transcurre y las oportunidades son mucho mejores que en el tercer mundo. La base del prejuicio opera desde otros lugares en sociedades mas avanzadas; ahora tenes un extraño e incipiente sentido de pertenencia a un nuevo maravilloso mundo, y si Argentina te parecía un quilombo -que lo es, y no esta mal pensarlo- comenzás a planear estrategias personales para evitar que tus nuevos conocidos primer mundistas se den cuenta que venís de Sudamérica; pero el modelo nunca se rompe, a la hora de querer diferenciarte lo haces con las mismas torpezas que se hace en el tercer mundo. Sin darte cuenta que siguiendo esos patrones -totalmente en desuso al menos en esta isla-, repetís orgulloso las mismas boludeces que decías en tu país eso si, con british accent.
Existe una diferencia, en Argentina la gente puede hacerte saber que sos un pelmazo, en Inglaterra un inglés nunca te va a decir que le pareces un perfecto imbécil. Te va a escuchar, y hasta podría pensar que en algunos casos, bajo ciertas observaciones racistas algunos ingleses estén de acuerdo con vos, pero amén de cortarse la lengua antes de decir algo, les resulta como un paso de comedia que ellos siendo ciudadanos del primer mundo no digan esas cosas y vos, que sos un inmigrante mas, que comenzaste lavando platos o cosas por el estilo, junto a otras razas que para vos son por lo menos, execrables, te explayes con tanta soltura.
No importa, hay una "realidad holograma" que se proyecta mas allá del Atlántico y lo único que importa es que para tus compatriotas, vos vivís en Europa, eso se ve. Es la mochila "mi hijo el Doctor", que ha pasado decodificada de miles maneras, hasta llegar a nuestras cabezas. Y estas enojado, porque no pudiste crecer en un lugar así, y sin darte cuenta, dejas de pertenecer a cualquiera de los dos bandos.
Hiperbólicos y desmesurados, muchos vienen al viejo mundo motivados por la negación: Nuestra característica más destacada. Los argentinos somos el único pueblo del mundo que comenzamos nuestras frases con la palabra "NO". Cuando alguien nos agradece decimos "No, de nada" o "No" con una sonrisa.
Nuestro pasaporte es el exilio, y el tango nuestro remanso. Creemos que Buenos Aires es la suiza de Sudamérica y cuando estamos afuera, los argentinos son nuestra vergüenza.
Pero si hasta la propia Presidenta de la Nación, en un discurso dirigido a estudiantes de Harvard, en esa famosa universidad, se avergüenza y cita a La Matanza (ciudad situada en el Gran Buenos Aires, o sea, no la capital, se entiende?) como algo que comparativamente con Harvad es de cuarta categoría, de que podemos asombrarnos.
Para terminar me gustaría citar un articulo de Hernan Casciari, q escribe uno de los mejores blogs reconocidos mundialmente. En un articulo llamado "La verdadera edad de los países"
"Argentina nació en 1816. Tiene ciento ochenta y nueve años. Si lo dividimos por 14, Argentina tiene trece años y cuatro meses. O sea, está en la edad del pavo. Argentina es rebelde, es pajera, no tiene memoria, contesta sin pensar y está llena de acné. Por eso le dicen el granero del mundo"
Nota: Este articulo no pretende de ninguna manera desacreditar a la totalidad de compatriotas viviendo en el exterior, como ya aclare, son observaciones basadas en experiencias personales. De hecho, hice de muy buenos amigos argentinos en este país.
Esta escrito con ironía, y mucha...
Escrito por Sergio Feldmann