La salida del nuevo disco de Radiohead me pillo en plenas vacaciones neoyorquinas (qué baratos están los discos por allí), pero gracias a esa estupenda aplicación para el iPhone llamada downloads, me lo pude bajar hace unos días y escucharlo detenidamente. Y es que si algo se merece este grupo, es que por lo menos prestemos un poco de atención a sus discos y hagamos un esfuerzo a la hora de enfrentarnos a ellos.
Yo he sido muy seguidor de la banda de Thom Yorke desde que sacaron aquel Pablo Honey, y la verdad es que últimamente no paran de darme una decepción tras otra, ya que en estos últimos años se les ve más preocupados por demarcarse de todo lo que han hecho antes, y hacer una música plana, vacía y sin emoción. Desde el estupendo Amnesiac, han ido dando palos de ciego y arriesgando para no quedarse estancados en su rollo de siempre, algo que realmente les honra, ya que les salió bien en algunas canciones de Hail To The Thief y de In Rainbows. Lo malo es que esa experimentación y ese riesgo les ha salido bastante mal en en este The King Of Limbs, ya que aquí no hay un 15 Steps o un There There que llevarse a la boca y es un trabajo de lo más aburrido.
Si no fuera por la estupenda producción de Nigel Godrich, este disco no pasaría de ser una mera colección de rarezas y caras-b, ya que en los 37 minutos que dura el octavo disco de la banda de Oxford, no encontramos un tema que destaque especialmente; Little By Little, Lotus Flower, Give Up The Ghost y sobre todo Codex, están bien, pero no dejan de ser canciones menores dentro de su discografia. ¿Donde esta esa emoción y sentimiento que le ponían a su música? es algo que se echa de menos desde hace unos años en sus canciones, y parece que la cosa no va a cambiar. Eso si, la parte final de este disco, sin duda alguna lo más destacable, nos da algo de esperanza.
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