Rafa Nadal, un deportista de éxito, ¿ignora la ética de los derechos humanos?

Publicado el 15 octubre 2024 por Santiagomiro

Rafa Nadal, uno de los nombres más laureados en la historia del tenis mundial, anunció su retirada, tras más de dos décadas de dominio en las pistas. Sin embargo, su carrera no solo está marcada por trofeos y éxitos, sino también por decisiones controvertidas que cuestionan su compromiso con los valores que promueve. “El pasado enero -escribe Javier F. Ferrero, en Spanish Revolution-, Nadal firmó un jugoso contrato con Arabia Saudí para convertirse en embajador de su Federación de Tenis. No fue solo un acuerdo económico, sino una clara muestra de cómo el deporte se utiliza para lavar la imagen de regímenes autoritarios. Arabia Saudí ha sido duramente criticada por la sistemática vulneración de los derechos humanos. Un país que sigue aplicando la pena de muerte, que reprime a las mujeres y al colectivo LGTBIQ+, y que detiene y tortura a quienes se atreven a alzar la voz en su contra. Mientras tanto, el príncipe heredero Mohamed bin Salmán sigue promoviendo lo que la comunidad internacional califica como sportswashing: el uso de grandes eventos deportivos para limpiar la reputación de su gobierno. Algunos sostienen que Nadal solo busca ‘promover el deporte’. Pero, ¿a qué precio se debe promover el deporte en un país que sofoca la libertad de sus ciudadanos y ciudadanas? ¿Por qué Nadal no pudo hacer lo mismo que Jon Rahm, otro deportista español de talla mundial, quien rechazó una oferta de 400 millones de euros para unirse al circuito de golf saudí, alegando que el dinero no cambiaría su vida”.

La polémica de Nadal no se queda en su relación con Arabia Saudí. Sus vínculos empresariales y fiscales han levantado sospechas y preguntas a lo largo de los años. En 2012, la Agencia Tributaria española inició una investigación sobre un entramado de sociedades vinculadas al tenista, domiciliadas en el País Vasco, aunque sin actividad alguna en esa región. Estas sociedades le habrían permitido aprovechar los beneficios fiscales de la zona, lo que despertó las alarmas. Tras las pesquisas, Hacienda obligó a Nadal a trasladar esas sociedades a su Manacor natal, admitiendo que había estado evadiendo impuestos de manera legal pero éticamente cuestionable.

En 2018, el Govern balear aprobó una modificación legislativa que permitía la expansión de la Rafa Nadal Academy en Mallorca, siendo percibida como un claro trato de favor hacia el tenista. Esta medida fue aprobada con el apoyo del Partido Popular, Ciudadanos y el PSIB-PSOE, pero la izquierda insular se opuso firmemente. “¿Es la figura pública de un deportista motivo suficiente para retorcer las leyes y conceder privilegios que no están al alcance de la ciudadanía común? No olvidemos que la riqueza de Nadal no solo proviene de sus contratos deportivos y patrocinadores. Su familia está vinculada a un entramado de empresas en sectores tan diversos como la energía renovable, la construcción y la hostelería de lujo. En lugar de defender los intereses de las y los mallorquines, parece que Nadal prefiere construir su imperio privado a costa de la comunidad”.

Rafa Nadal es, sin duda, uno de los mejores deportistas que ha dado España. Pero su legado está lejos de ser intachable. La figura pública de Nadal ha sido construida sobre una imagen de humildad y esfuerzo, mientras los privilegios y las concesiones fiscales y políticas parecen esfumarse en las sombras. Rafa Nadal puede haber sido un ejemplo en la pista, pero fuera de ella, su legado deja mucho que desear. Ana Requena Aguilar sostiene en ElDiario.es que el tenista se retira con 92 títulos y declaraciones como estas a sus espaldas: “el término feminista se lleva a unos extremos...”, “la igualdad no consiste en regalar”, “quiero que las mujeres ganen más que los hombres si generan más”. Y añade: “Tampoco sé por qué hay que tratar como héroes siempre a los mismos ni por qué hay que rodear de tanta ceremonia y palabras bonitas a estos hombres con estas circunstancias tan favorables ni por qué lo 'normal' es obviar sus metidas de pata, sus posicionamientos políticos (porque lo son, también las omisiones y las ausencias son pronunciamientos) y loar su figura sin que puedan existir críticas, puntos oscuros, y sin hacer explícitos cuáles han sido sus discursos sobre temas importantes. Sin que podamos decir fuerte que alguien puede ser un gran deportista y tener los discursos más rancios”.