Decide estudiar y si había alguien que creía en él eran él mismo y sus compañeros del gimnasio de Abasota en "Madrid", donde mataba las horas organizando clases de ejercicios y participando con los socios más o menos barrigones en partidillos intrascendentes de fútbol sala al mediodía. Benítez sabía que todo eso tenía que pasar tarde temprano.Así que se colgó su mochila a cuestas y se fue a estudiar los sistemas de entrenamientos de equipos ingleses e italianos. No estaba preocupado, pero las ofertas de trabajo no le llegaban. Profesor táctico y técnico Todos los futbolistas que ha tenido bajo su tutela le definen como lo más parecido a un profesor táctico y técnico, que ahonda en todos los aspectos de la profesión, incluido el psicológico. Así que tras sus aprendizajes y sus más o menos complicadas, estancias en Osasuna, Valladolid y Extremadura, el tiempo, su fe y su meticulosidad le fueron dando un barniz de sabiduría escasísimo en su gremio. El ascenso y su llegada. El Tenerife desesperado por ascender en la temporada 2000-01, le llamó después de haber estudiado e intentado otras opciones. El tiro salió recto como una vela, y a falta de varias jornadas para finalizar la campaña, Benítez ya tenía la palabra del Valencia, mejor dicho de Subirats, que había empeñado su palabra y su cargo en el Valencia. Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero el Tenerife si no llega a lograr el ascenso en el último partido ante el Atlético (0-1), Benítez es más que probable que no hubiera llegado a entrenar al equipo que hoy es campeón.
Sólo pidió expresamente que el Valencia recuperara a Curro Torres (cedido al Tenerife ese año) y no se deshiciera de Mista. «Este equipo tiene suficientes nombres y hombres para plantarle cara a cualquiera» y «El gran líder del Valencia es el bloque» han sido sus dos ideas más repetidas desde su fichaje en Mestalla. «Si tienes mucho dinero te puedes comprar un traje muy caro, pero eso no significa que te vaya a sentar bien», insistió una y otra vez ante las comparaciones con el Real Madrid de Zidane y el Barcelona de Saviola. Una velocidad más Junto a Paco Aiestarán, su preparador físico, ha logrado que el Valencia llegue a final de temporada con una velocidad más que sus rivales a pesar de la acumulación de partidos que arrastran. Uno de los secretos de ese éxito fueron sus ya famosas rotaciones. Acertar las alineaciones de Benítez era labor propia de adivinadores profesionales, sobre todo en el centro del campo y en el ataque. Ha utilizado todas las piezas disponibles para sacarle el máximo rendimiento en su momento más dulce y sin que el equipo se resintiera. Conseguir eso en un vestuario donde durante dos años a habido jugadores excluidos no era fácil. Afición inconsolable. La de Mestalla es una de las aficiones más inconsolables del mundo: las críticas al juego del equipo pusieron a Benítez contra las cuerdas antes del partido en Montjuïc: se remontó un 2-0 del Espanyol, el técnico conservó su puesto y se lanzó a decir que el título era posible. No lo pasó bien Benítez en aquellos días, pero se lo pensó dos veces antes de estallar. Las resurrecciones de Aimar y de Baraja lograron el milagro y consiguió ser el uno de los entrenadores mas grande del la historia del club.
Xavi