Mencionado por:Antonio Daganzo
Menciona a:José Luis Nieto ArandaRaúl Nieto de la TorreJosé Luis Fernández HernánAntonio DaganzoPaco MoralEduardo MerinoFernando López GuisadoAntonio J. Quesada SánchezRafael SolerFrancisco CaroAntonio Cubelos MarquésPedro A. González Moreno
Bio-bibliografía
Rafael González Serrano (Madrid, 1955). Realiza estudios de Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Madrid, y de Filología Hispánica e Historia Antigua en la Universidad Complutense. Se dedica profesionalmente a la enseñanza. Desde 1980 ejerce como profesor titular en la especialidad de Tecnología Electrónica, y en 1997 obtiene la cátedra de Sistemas Electrónicos. Es autor de los siguientes poemarios: Presencias figuradas (2006, Vitruvio), Manual de fingimientos (2008, Vitruvio), Insistir en la noche(2010, Vitruvio) y Mapa del laberinto(2011, Celesta). Ha publicado también una novela: Siempre la feria (2012, Celesta), y traducido a Valéry y Cummings. Hace dos años escasos fundó la Editorial Celesta, dedicada a la creación literaria. Mantiene los blogs: http://ragonserrano.blogspot.com.es/ (De turbio en claro) y http://deturbioenclaro.blogspot.com.es/(Editorial Celesta).
Poética
Concibo la poesía más que como una forma expresiva como un método de conocimiento. Un método que no necesariamente utiliza la lógica (aunque tampoco la descarte) sino la intuición, asistida por la capacidad de asombro, la atenta escucha, la mirada expectante y la iluminación casual. Por tanto, no es un método científico-racional, y a la observación –de lo íntimo y lo ajeno– no tiene porque seguir la línea hipótesis-experimentación-conclusiones, sino una pluralidad de caminos alentados por el misterio y el temblor de los sentidos. Y esa ansia de saber (podíamos decir que irracional) tanto nuestra interioridad como el mundo exterior, y sus múltiples conexiones y conflictos, es el que alienta y fecunda la creación en cualquier ámbito, ya sea temporal o espacial: colores, notas o lenguaje como instrumentos de un conocimiento entre el hallazgo y la fuga.
Poemas
XII
Reinvéntate inacabable en ese mapa(mundo plural de representaciones)dibujado sobre la sutil piel de tus sueños;que no te cubra esa piedra inmóvil,esa tirana noche a quien decimos yo.Todo ser debe exigir su derecho–mudable camaleón– al traje urdidopara la función cada día novedosa,para el vino del éxtasis ante la forma definida,que al imprimir el delirio al continenteacaba con su pretensión de inmutable.No somos el diamantino ser de la muerte,sino la voluble imagen que bailaen la proyección, sobre el ambiguo vacío,del encendido pábilo del deseo,y que un céfiro o un bóreas mueve,desdibuja, distorsiona, creando miríadasde formas imposibles a la razón.Que no te cubra esa larga nochedel único sentido, de la ley señora y déspota;que no te envisque en lo indeseable,en la contradicción que aboca al desatino.Gire la rueda deteniendo su agujaen lo que será tu próximo disfraz.Esquiva la tentación del lugar único;saluda el agua de vida que modele tu barro,dejando que los cielos te lluevanvistiéndote con las túnicas de sus colores.Para lanzarse a la diversidad has de habertearrancado al individuo, te debesconvertir en el actor que interprete tus múltiples y distintos rostros.Abandonar la unidad e instalarte, diseminado,(terrible apuesta), en los infinitos puntosen que la lucidez oficia la dispersión.
De Manual de fingimientos (2008)
El fulgor de las sombras
En el nadir de las celosíasdel firmamento, entre las sombras,se adivina un pálido fulgor.No es el último fugitivo apogeo,testigo del auge de reinos crepusculares, refulgente estandarte de provisionales mensajes irisados,efímeros y perecederos,como la brisa acabada de unos ojos.
En el vasto e intangible dominio,claros octaedros de plata,como diamantes de luz,coronan túmulos estériles,mientras frentes como brasasresplandecen en la penumbrahechizada por lejanías huidizas.Catafalcos provocadoresincitan a los vivos en el cónclavede una danza circular,ofreciéndoles sus acogedoreslechos de mármol paracelebrar epitalamios de siglos.
Lo oculto, lo misterioso y mágico,ofrece un desafío de raídas tinieblasal conocimiento de la claridad,que se debate oscilanteentre los abisales mares calladosen su impenetrable azul,y los perfumes ambarinos traídos por los remotos vientosdesde la frontera del universo.
Entre destellos de jirones,las polvorientas terracotasescoltan un cortejo subterráneo,surgido del légamo de los pantanos,que se aproxima al encuentrodel hierofante que salmodiaversos de una letanía pronunciadaen el limo de la verdad sin voz,ocultador de los textos escritos con el léxico dormido en el exiliode un diccionario sin alfabeto.
Mientras, fértiles vermes horadanel humus, excavando galeríasde direcciones confusas,sinuosos ofidios besan amorosamentevientres viscosos y blandos,alacranes de nácar brillantemurmullan cantos de acogida,y los voraces insectos roenosamentas abandonadas a su suerte.
Las agujas de hielo iluminancimas de bruñidos yelmos,ponen opacas notas resbaladizasen el hierro de las celadasque coronan los lúcidos cráneosde los últimos caballeros,sabedores de su extinta estirpe,anunciando la futura pátinade las armas combatientes.
Mentirosos poliedros curvosvagan por caminos del abismo;los esmaltes metálicos delas empuñaduras de los látigosrielan antes de la descargade los crueles brazos de sus dueños;talladas bifaces eclipsan con su opacidad un rutilantecentelleo de sus pulidas facetas;los transparentes vidriosde los relojes se pierden en el incesante fluir de su arena.
Hay reptiles de luminosas escamasque armonizan cantos enel borde sin lindes de los bosques;caracoles húmedos copulanconsigo mismos en hoteles de luna;las pupilas dilatadas y febriles asestan rayos de rencora la densa alma de la noche.
Un minúsculo aleph acusa a los triángulos de la prepotenciaen su venalidad cegadora.Un brillo de metales se hacesal que comulga en atrevimientocon las fúlgidas espadas de la historia de los muertos;y los cristales minerales espejeanen la cansada constelación,abriendo paso al impetuosoy fugaz fulgor de las sombras.
De Insistir en la noche (2010)
Desideratum
La flor y el frutohuelen y sabeny son dones al aire en la mano.
Qué tristeza decolor y cantoencerrados enla ley del verso.
El beso y la pielson temblores queabren jardines de luz y dicha.
Qué penoso fines huir del pulsoy así moriren el sintagma.
De Mapa del laberinto(2011)