Gaudí fue enemigo de todas las formas de la arquitectura tradicional, que él encontraba racionalista. Creía que la arquitectura tenia que ser naturalista, que imitase a la naturaleza. Según él, la arquitectura no era un arte intelectual, de formas arbitrarias adecuadas a la vida humana, sino un arte de imitación de la vida cósmica, dentro de la cual los hombres hiciesen una vida místico-troglodita. Su ideal hubiese sido reconstruir la botánica y la mineralogía a base de formulas matemáticas de resistencia perfecta. No es un arquitecto de casas; es un arquitecto de grutas. No es un arquitecto de templos: es un arquitecto de selvas.
Rafael Puget. En el libro Un señor de Barcelona de Josep Pla.