Ragazzi, de Raúl Perrone

Publicado el 17 abril 2015 por María Bertoni

Cobertura de Espectadores.

Como en el 15º BAFICI cuando presentó P3ND3J05, en esta 17ª edición Raúl Perrone vuelve a hacer gala de un espíritu creativo (sobre todo subversivo) que, al menos a juicio de quien suscribe, debería primar en un festival que se autodefine “de cine independiente”. Asimismo, el guionista y director argentino (de Ituzaingó, corresponde aclarar o recordar) vuelve a desmentir la proclama “anti-autor” que se cuela en los créditos de apertura de sus largometrajes recientes. De hecho, los espectadores familiarizados con la filmografía perroniana (¿o perronista?) reconocemos enseguida el sello autoral de Ragazzi.

Perrone no sólo contraviene las reglas estéticas y narrativas que la industria cinematográfica globalizada considera imprescindibles para producir éxitos de taquilla (en caso de duda, pregúntenle a Axel Kuschevatzky). Su trayectoria profesional jamás se cruza con aquélla de los colegas compatriotas que también se dicen independientes, pero que en realidad hacen cine autorreferencial y más bien snob.

Película en blanco y negro, fotogramas superpuestos, parlamentos reproducidos al revés (por lo tanto subtitulados), la reversión de ‘Stairway to heaven’ de Led Zeppelin y de ‘Sarabande’ de Friederich Händel con ritmo de cumbia son algunas de las particularidades de Ragazzi que primero perturban y luego hipnotizan. Los espectadores en trance ingresamos a una dimensión desconocida que transitamos con la sensación de haber recuperado la relación mágica que nuestros ancestros más remotos establecían con imágenes y melodías, una relación más emocional que intelectual.

Dicho esto, el film también bulle en nuestro cerebro. Por razones obvias, el primer movimiento (son dos en total) evoca recuerdos de textos, películas, declaraciones de Pier Paolo Pasolini. Cuando buscamos la transcripción parcial de la última entrevista que el realizador italiano concedió justo antes de ser asesinado, nos topamos con la siguiente reflexión que parece legitimar lo que percibimos en esta nueva cita cinematográfica con Perrone:

Yo no sólo expermiento con el pensamiento mágico; también creo en él. Pero no en un sentido extrasensorial sino porque sé que martillando sobre el mismo clavo puedo derribar incluso una casa”.

Además de rendirle homenaje al espíritu crítico y poético de Pasolini, Perrone hace lo que mejor sabe hacer: retratar a nuestros jóvenes vulnerables como ningún otro cineasta argentino, sin recurrir a estereotipos ni a golpes bajos. Así como los P3ND3J05 del largometraje anterior, estos muchachos (o ragazzi en italiano) parecen ilustrar algunos pasajes de La cuestión criminal de Eugenio Raúl Zaffaroni, en especial aquéllos consagrados al fenómeno de estigmatización social.

La primera proyección pública de Ragazzi tendrá lugar esta noche a las 20.30 en el Village Recoleta. En principio Perrone charlará con el público que colmará la sala correspondiente (de hecho, esta función se agotó hace tiempo).

Por las dudas, cabe aclarar que los programadores del BAFICI organizaron otras dos funciones: mañana viernes a las 22:10 y el domingo 19 a las 12.45, ambas en el mismo VR. Todavía hay entradas en venta.