El socialista Zapatero parecía insuperable, pero muchos pensamos que Rajoy lo ha sobrepasado en muchos capítulos indignos y sucios. Ha mentido mas, ha engañado mas, ha disparado la corrupción, ha esparcido mas injusticia, ha sido mas intervencionista y menos liberal, ha acentuado los recortes de servicios básicos, se ha endeudado mucho mas, ha despilfarrado con la misma temeridad, ha despreciado todavía mas el papel de los ciudadanos en el sistema, ha prostituido la democracia mas que su antecesor y ha expandido la sensación de infelicidad y desesperanza de los españoles.
Los españoles, bajo el mandato de Rajoy, estamos atrapados en un pozo sin fondo. La sensación de inseguridad e injusticia es muy fuerte: crece el número de expulsados de sus casas por no poder pagar la hipoteca, el de los suicidios, el de los pobres y el de las víctimas de la desesperación y la tristeza. Sigue creciendo el número de universitarios sin trabajo y la crisis sigue adelante con su rodillo, aplastando a los más débiles, a pesar de que la fábrica de mentiras gubernamental funcione a todo trapo. Rajoy y los suyos dicen que la crisis está encauzada y que estamos saliendo del pozo, pero en el pozo no se ve luz alguna y cada vez hay mas gente desesperada.
Cuando el gobierno se jacta de su maravillosa gestión económica, la tristeza nacional crece porque son millones los que se sienten excluídos de esa bonanza que nadie ve. Mariano afirma que España es el nuevo motor económica de la Unión Europea, el país que más crece en la Eurozona, pero eso es difícil de creer cuando la tasa española de malnutrición es la segunda más alta de Europa, cuando seguimos fracasando en educación, cuando somos campeones en desempleo y cuando nuestros universitarios huyen al extranjero en busca de oportunidades.
En un país donde las cervezas y las tapas las sirven camareros con títulos de arquitectos, filósofos y periodistas en el bolsillo, donde una familia de cada diez no tiene luz eléctrica ni calefacción porque no puede pagarlas y en el que el número de los que duermen en las calles y parques crece a diario, nadie tiene derecho a sentirse eufórico. La euforia de Mariano es casi un crimen.
Ser "mileurista" en la España de Zapatero era una vergüenza, pero en la España del PP es un lujo soñado por millones de desempleados y explotados, hastiados de la vida.
Mientras la tragedia española se ceba en la población y siembra el país de tristeza, la clase política exhibe con impudicia su riqueza y poder en los telediarios, ofreciendo un espectáculo tan inmoral como humillante. La gente, con toda lógica, reacciona odiando cada día mas a los políticos, convertidos ya en una casta intocable, alejada de los ciudadanos y escondida, disfrutando de privilegios que no merece, detrás de los escudos y porras de la policía, de las mentiras de los periodistas sometidos y de la injusticia de un sistema judicial bajo control de los partidos políticos.
Es tan trágica y deleznable la España de Mariano que los españoles de bien, en lugar de sentirnos humillados y rechazar, como hacíamos en el pasado, la fuga de cerebros, hoy nos sentimos contentos de que nuestros científicos, investigadores y profesionales de élite sean aprovechados por países como Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos o China.
Pero lo peor de Rajoy ni siquiera son sus errores, corrupciones y abusos, sino su gran traición porque él fue elegido para que fuera el antídoto del "Zapaterismo", no su continuador. La traición a sus promesas electorales fue una vileza, pero haber superado a su predecesor, frustrando las esperanzas de todo un pueblo bienintencionado, ha sido una canallada.