Decía Cela que su lema “Quien resiste, gana” le dio paciencia durante décadas para esperar el Nobel de Literatura, norma que parece seguir su paisano Mariano Rajoy para desdeñar silenciosamente a su antiguo colaborador Luís Bárcenas, que quiere vengarse de él por haberlo abandonado ante la justicia.
Los papeles de Bárcenas, extesorero del PP, que ahora hace públicos, podrían contener verdades sobre los sueldos del PP pagados ilegalmente a Rajoy y a otros dirigentes peperos.
Pero parece posible que fueran fabricados metódicamente durante años para ocultar cómo utilizaba su cargo para enriquecerse ilegalmente con, al menos, 50 millones de euros.
Según sus papeles le entregó a Rajoy cerca de veinte millones de pesetas como sobresueldos entre 1996 y 2004, aunque aparentemente le lucieron poco: su vida no es ostentosa, solamente la de un alto funcionario sin grandes propiedades o cuentas en Suiza.
Bárcenas afirma que le entregaban el dinero a Rajoy en cajas de puros, algo extraño, porque en ellas caben pocos billetes.
Serían más creíbles los maletines. Como fumador de puros, Rajoy pediría que le dieran las cajas con los habanos, y que el efectivo fuera, por ejemplo, en cajas de zapatos para sus enormes pies.
Tras mentir muchas veces y dar distintas versiones sobre su fortuna, imaginemos que Bárcenas dice ahora la verdad. Deberá aportar los “Recibí”, y en estas transacciones nadie firma cosas así. Será difícil que haya pruebas.
Mientras, Rajoy resiste, como Cela, y fumando espera que las anotaciones del extesorero demuestren únicamente el origen delictivo de su fortuna, por la que está en prisión.
El problema para España es que sus socios políticos y económicos en los mercados internacionales no reflexionen como en las líneas anteriores y crean que el seguidor de Cela es un pillo.
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SALAS