Había que escuchar ayer a Rajoy hablar del atentado. En primer lugar no había habido ningún herido y para colmo afirmó también que el atentado no era contra España, sino contra un edificio adjunto.
Pues bien, hoy sabemos que del no pasó nada de ayer a ser un atentado que duró doce horas, se llevó doce vidas –entre ellas la de dos policías españoles—, dejó nueve heridos –algunos graves— y se cargó el edificio de la embajada, va un abismo, y eso que no era un atentado contra nosotros. Ya es reconocido, desde el gobierno, que el ataque era contra la embajada española, ¡menos mal!
Ahora resulta que el hombre del silencio, el que no ha querido hablar en toda la legislatura, salvo cuando era imposible zafarse, ayer se ha convertido en un bocachancla, además equivocado.
¿Cómo es posible que un hombre serio –así dicen que es en su partido, aunque yo lo denominaría triste— diga cuestiones tan graves, a sabiendas de que no tenía toda la información? ¿No había sido mejor decir que había que esperar a ver qué había pasado? Pues nada, él que siempre se zafa de contestar cosas obvias, va y se pone a contar algo que ha sido falso. Pero no fue un error, todo estaba estudiado.
En primer lugar, al no decir lo de las muertes de los dos policías, pretendía no asustar al personal, aunque luego poco a poco fuera diciendo la verdad. De hecho, primero se hablo de uno y algún herido, y al final se fue conociendo lo ocurrido, de forma gradual.
Por otro lado, estoy convencido de que sabía que el atentado era contra nuestra embajada, pero pensó que se le venía el mundo abajo, puesto que se acordó de lo que pasó en 2004, y se vio perdiendo las elecciones por haber mantenido fuerzas militares a Afganistán. Solución: decir que era un atentado contra otro objetivo, y si colaba, colaba.
Lo que ocurre es que después de las declaraciones de otros actores internacionales, no ha tenido más remedio que reconocer la realidad y para poder superarlo lo inmediato ha sido convocar a todos los miembros del pacto antiyihadista, con el fin de corresponsabilizarles de la situación y tapar la mentira. No ha podido mantener esa falsa hipótesis.
Los terroristas talibanes son los criminales, pero hay una responsabilidad política que no se puede perder de vista. La de los partidos que votaron sí al envío de tropas a Afganistán (PSOE y PP), que ha costado ya
más de cien españoles muertos y noventa heridos, y que, a pesar de que parece que el fuego se ha acabado, sigue teniendo rescoldos. Y quien juega con fuego, se quema.Y es que las guerras son así. No será porque no se dijo, otra cosa es que todos los partidos, a excepción de Izquierda Unida, votaran a favor de enviar tropas a Afganistán, empezando por el PSOE, al que le sirvió para sacar las tropas de Iraq (que era su compromiso) y mandarlas a Afganistán con el apoyo mayoritario del Congreso.
En fin, es lo que tiene andar mandando tropas a misiones internacionales en vez de tratar de paliar las situaciones de emergencia por otros medios. Pero claro, es necesario vender armas, y una vez vendidas hay que usarlas para crear nuevas necesidades, no vaya a ser que se queden obsoletas.
De aquellos polvos, estos lodos. Y cuidado con la guerra de Siria, ya verán como terminamos entrando. Ciudadanos está ya por la labor, parece que les encanta jugar a los soldaditos. El PP sólo espera que pasen las elecciones, la decisión ya está tomada, están locos por la música. Y el PSOE pondrá algunas condiciones pero tragará, ya lo verán. Es en estos momentos cuando debemos recordar que el único grupo parlamentario que se opuso a la misión de Afganistán fue el de Izquierda Unida.
Eso sí, mientras se producen muertes de españoles en países donde hemos enviado tropas, Aznar, desde su púlpito seguro, se hacía fotos con sus amiguetes y gozaba con su decisión basada en falsas mentiras, y Rajoy, como de costumbre, se fuma un puro. Y eso lo hacen muy bien. Nunca mejor dicho, no hay nada como disparar con pólvora ajena, y ellos calentitos.
¡¡No al envío de tropas!! ¡¡No a la guerra!!Salud y República