No hace falta ni rascar. Él se va descubriendo solito. Su roña flota. Me refiero al líder de la derecha, ese que de vez en cuando suelta perlas. Este liderísimo pepero ha declarado esta mañana algo inédito. Resulta que se tira los últimos años defendiendo la Constitución, tal cual, diciendo que no hay que reformarla, que está vigente, que no es necesario modificarla, y de golpe y porrazo pretende cambiarla.
Y no, no crean que se trata de cambiarla para hacer del Senado una cámara que no sea inútil, ni para cambiar la circunscripción electoral y así hacer la ley electoral más justa, ni para configurar un estado federal, ni para cuestionar la forma de la jefatura del Estado, ni para hacer que se cumplan los derechos que están citados y son papel mojado, tampoco para introducir mecanismos de participación popular. No, eso se la trae al pairo, este supermegalíder quiere cambiarla para poner un tope al déficit público.
El déficit es lo que sirve para implantar políticas sociales, para poder compensar desigualdades, pero eso es algo que no le interesa. Él a lo suyo, porque controlar el déficit hace feliz a “los mercados” y beneficia a los poderosos. Así es que, ya saben ustedes, el pepero mayor del reino quiere cambiar la Constitución, y lo quiere hacer por algo tan importante como servir a su amo, lo demás pequeñeces.
Salud y República