En la sección ENTREVISTAS DIGITALES de El País, del 14 de septiembre de 2012, Gustavo García Herrero, Director del albergue municipal y la casa de amparo de Zaragoza, contesta así a esta decisiva pregunta:¿Por qué hay tanta desigualdad en España?“Según el Coeficiente GINI que mide las desigualdades, España alcanza un 31,7 en 2007 frente al promedio del 29,2 de la UE-15. Y según los más recientes datos de EUROSTAT, España es el tercer país europeo con mayor desigualdad entre la Europa de los 27. Lo grave es que tanto en tiempos de bonanza como en estos años de crisis, las desigualdades siguen aumentando según todos los indicadores. ¿Porqué? Sin duda alguna, por la fiscalidad tan regresiva que tenemos en España; en nuestro pais, el 44% de los ingresos del Estado provienen del IRPF y de ellos el 83% procede de rentas del trabajo. Y un 32%, hasta ahora, del IVA. En definitiva, ser rico en España sale muy rentable. Si tuviéramos la misma fiscalidad que en Suecia, tendríamos 200.000 millones de euros más al año. Se acaban los problemas de la deuda y los recortes”.Empiezo a creer que algunos de los que me leen pueden llegar a pensar que yo le tengo manía a Rajoy y no es así, a mi, este tipo, al principio, me caía bien por ese aire entre cínico y despistado que él ha cultivado muy eficazmente, pero ahora es de tal inconmensurable magnitud la tragedia que está provocando, muy conscientemente, en las clases trabajadoras de España, que lo que me inspira es el mayor de los rechazos posibles y un odio mortal en el sentido literal de la palabra.Ya son 2 los tipos que han logrado inspirarme un odio capaz de desearles la muerte, el 1º fue Franco y, ahora, este individuo.Gironella, que era de natural optimista, escribió su famosa novela Un millón de muertos, en un evidente momento de ceguera casi total. Los muertos en el haber de aquel siniestro personaje superan, con mucho, el millón, yo creo que todavía están muriendo, estamos muriendo, muchos de los agredidos tan salvajemente por aquel cuidadoso asesino .Franco mató, como dice un falso marxista que anda por ahí, porque su oficio era matar. Una especie de verdugo múltiple y muy cualificado. Horroroso y repugnante pero encuadrado dentro de la lógica de una profesión execrable admitida en todas las naciones de este asqueroso mundo.Pero lo de Rajoy es inconcebible y absolutamente inadmisible.Rajoy es un muy bien colocado registrador de la propiedad. Un registrador de la propiedad, de su antigüedad, gana más de 3 millones de pesetas mensuales.¿Hay quién dé más?¿Qué necesidad tenía entonces de entrar a sangre y fuego, con toda ferocidad, en esa cruelísima batalla que se ha desatado contra las inmensas legiones de menesterosos que buscan desesperadamente un lugar para sobrevivir por todos los desolados caminos del mundo?Es ese instinto, que no me atrevo a calificar, el que anima a todos estos supermultimillonarios-ayer publicaban todos los diarios nacionales las ingentes fortunas de la mayoría de los que nos gobiernan-que no podrían ya malgastar sus tesoros por mucho que se lo propusieran.Es el afán de hacer daño por hacerlo. Cospedal y su marido obtienen por sus indeseables servicios una cantidad de euros tal que supera los 50 millones anuales de las antiguas pesetas, mientras ella decreta que los inmigrantes paguen una tan enorme cantidad por operarse que yo no me atrevo a citarla aquí porque me asusta realmente su cuantía, amén de casi 600 puñeteros euros por cada noche pasada en el hospital.¿Cómo podemos denominar un acto en el que, con premeditación y alevosía, se le exige a un hombre, que no tiene ni para comer porque no trabaja, una cantidad exorbitante para su asistencia médica, lo que significará, en muchos casos, su condena a muerte?A lo peor, por este post, el Fiscal General del Estado, el inefable Torres Dulce, amigo y compañero del ínclito Gallardón, ordena que me imputen.Ayer un díario, conceptuado como de extrema izquierda, se negaba a publicarme un comentario hasta que no fue expulgado convenientemente, hoy no sabemos lo que podrá pasar, en esta bendita tierra en la que brilla como en ninguna otra la sacrosanta libertad de expresión.