Rajoy y el debate sobre el estado de la Nación

Publicado el 14 julio 2010 por Albertorm

Rajoy empezó citando lo que se dijo en el debate del año pasado, como si la realidad española y la de medio mundo no hubiesen cambiado en los últimos meses (que se lo digan a los griegos o a los miembros de la eurozona, que han visto cómo los especuladores atacaban la estabilidad de nuestra moneda). Continuó diciendo lo de siempre: que no se pone en duda la solvencia o la credibilidad de nuestro país, sino la de quien lo administra. El mismo discurso que se escucha en cada sesión de control, en cada mítin, en cada intervención pública del eterno aspirante a Presidente del gobierno. Añadió perlas del estilo "yo fui a un comedor social" (donde le aconsejaron no repartir chorizos), que estamos tutelados por Europa (y también parecen estarlo Merkel, Sarkozy, Berlusconi o Cameron, a la vista de las medidas económicas que han adoptado), que Zapatero ha tardado un año en aplicar las "recetas" que él mismo le propuso (y que ahora que "se las acepta" decide rechazar), que se ha dilapidado la herencia económica que les dejaron (ese decálogo del milagro económico del que vienen estos lodos), que no engañe más a la gente con el tema del Estatut (olvidando el medio millón de euros que costó recorrer España recogiendo firmas, aquello de que "el Estatut está tutelado por ETA" o los artículos que su partido recurrió en Cataluña pero aprobó calcados en Andalucía o Valencia)... Rajoy dijo todo eso y algo más para terminar sentenciando que no confía en Zapatero (pero sí parece hacerlo en Camps, Matas, Ripoll o Fabra), y que esto solo se arregla con elecciones anticipadas.
Mariano, ¿por qué no nos ahorra a todos los ciudadanos el gasto de unas elecciones generales, presenta una moción de censura y expone con claridad su programa de gobierno? ¿Será porque ni tiene la confianza de la Cámara ni un proyecto real para gobernar? ¿No fructifican sus encuentros con esos nacionalistas a los que acusaban de romper España? Rajoy sabe las respuestas, como también sabe que, si Zapatero no decide lo contrario, quedan dos años de legislatura. Y si la situación económica mejora de aquí al 2012, Mariano puede acabar perdiendo, por tercera vez consecutiva, las elecciones generales. Si eso ocurriera, el canibalismo sería una mera anécdota comparado con lo que puede ocurrir en Génova.