La Ramona Pechugona era una moza. La más gorda de las mozas de un pueblo de Zaragoza.
Se dice que Fernando Esteso le chupó un pezón.
Era muy fea y poco agraciada. Tenía un globo por cabeza y no se le veía el pescuezo. Sus piernas eran dos columnas y su trasero era un pandero
Para colmo, estaba muy gorda. Le tuvieron que hacer una cama con cuatro vigas de hierro y una silla en casa del cerrajero con catorce patas para que resistiera su cuerpo. Nada de eso evitaba que al acostarse temblara el suelo de todo el pueblo.
Solía vestir un vestido colorado de terciopelo hecho de volantes con cien capas de torero. Pero aun así consiguió novio, el hijo del cartero. Su padre no aprobada la relación. Seguramente pensaba que se lo iba a comer.
Ante esto, la pareja decidió fugarse, pero como no cabía en un tren se la llevó en un velero, el cual se fue a pique por el exceso de peso.
Todos los esfuerzos para salvarla fueron infructuosos. No había cristiano que pudiese con tanto peso.
Creyéndola una ballena, la cazaron unos balleneros, pero las redes tampoco resistían, así que la remolcaron por los pelos.
Llegó cadáver a la orilla, estando el hijo del cartero sentadito en una orilla llorando y quedándose sin su Ramona por no calcular el peso.
Tampoco fue fácil deshacerse de su cuerpo. En un intento por deshacerse de su cadáver en descomposición fue detonado por la Guardia Civil. Los trozos de carne desaparecieron al día siguiente y poco después abrió un restaurante chino.