Carmen Castillo Travieso
Por estos lados, la chabacanería de Ramos Allup, pública y notoria, de un vocabulario grosero, soez, patán, entrañablemente misógino ofendiendo a diestra y siniestra a quien o a lo que se le antoje y a su alrededor, sus acólitos de hoy son a quienes a voz en cuello él descalificó y que le hacen rueda.
Ofende sin importarle al sexo femenino, especialmente a la directiva del CNE como a las damas del Ministerio Público a las que recientemente volvió a insultar de malandras y amenaza con el INOF , y que si tenían que parir sería en los calabozos
A la FANB le lanza terribles ultrajes.
El anciano diputado de voz atiplada tiene el tupé de creerse él mismo que no habla pendejadas y las habla parejas, por ejemplo trata de demostrar que hay fraudes aquí, allá, y más allá.
Se lo cree solito, cuando se le ríen sin la menor dignidad, supuestos periodistas hembras y varones por sus babiecadas en aires de Cid Campeador o cuando cree que se las come todas como un leviatán.
A diferencia del lenguaje patológico insultante, mentiroso, el escandaloso multimillonario también escabroso Trump del Norte, éste tiene más posibilidad de llegar a la casa… El de aquí nunca … porque hace 17 años este pueblo venezolano sí que aprendió a quererse y valorarse.
Mientras Trump, pieza del aparato mediático guerrerista del Norte, basa su intolerancia demagoga contra la población latina.
Y el no menos sórdido de aquí va ganando al patán gringo en la tragedia humana. Trump grita: “Saquen niño que llora”; Ramos Allup se mostró indiferente ante el susto de 89 niñitos a punto de ser quemados por la guarimba que lo respaldó.
Si de chabacano se trata, recién gritó a todo leco: “¡cagones!” a los diputados patriotas en defensa
de su soñado Referéndum Revocatorio.
Sí es repelente , delirante, grosero y más chabacano.