Nunca se demostró, pero a ella ese cuento le salió muy rentable. Empezaron a llamarla de Telecinco y convirtió su vida en un espectáculo y en su principal oxígeno económico.
Cuando lo de Chiquetete no dio más de sí, vivió a costa de las peleas con Isabel Pantoja.
Una vez intentó vivir trabajando. Abrió una tienda de ropa con la que se pegó una hostia y, para colmo, abandonó su programa de forma voluntaria creyendo que podría vivir de su tienda y después del novio. Pero la realidad le demostró que ella solo valía para vivir del cuento y tuvo que volver a la tele con el rabo entre las piernas.