Año: 2016
Editorial: Baile del sol
Género: Narrativa
Valoración: Recomendable
Baile del Sol es una editorial canaria que colabora con esta web casi desde nuestros inicios. Han sido varias reseñas de sus títulos en los últimos años, algunos de ellos memorables. Nosotros, quisquillosos como somos, a veces nos quejamos de que la edición podría estar mejor, de que si las erratas, de que el diseño de los libros y tal, pero es cierto que tienen un ojo para las publicaciones realmente envidiable. Con Caín volvería a matarte mañana lo vuelven a demostrar. Con creces, además.
Pedro Argüelles es un tipo al que la vida siempre le ha dado la espalda. Tras haber perdido a su mujer y el hijo que esperaban, haber vagabundeado por las calles de Londres, y haber pasado ocho años en una cárcel inglesa por asesinato, regresa a su Oviedo natal. Allí se encuentra, por casualidad, con Eduardo Nogales, un doctor con cuya vida perfecta se obsesiona. Le hará pagar a él por sus desgracias.
Tengo que reconocer que ha sido toda una sorpresa por mi parte haber descubierto a Raquel Morán. Desde la primera página ya te mete en la historia, con un estilo que penetra en el lector como un cuchillo, sin andarse por las ramas, con una seguridad que casi podría calificar como insultante. La autora se sirve de una estructura quebrada y presentada a trozos más o menos inconexos, dividida en tres partes (que ella denomina “vueltas de tuerca”). Conforme avanzamos por la historia, vamos viendo a qué se refieren esas vueltas de tuerca: vamos conociendo qué ocurrió realmente con Pedro, Eduardo y su mujer Merche en un traumático asalto en su casa de la playa. Además, la narración va saltando de punto de vista, dejando entrever lo que piensa cada uno de los personajes. Resulta muy interesante la forma en la que la autora hila la historia, dejando al lector en una delicada posición: todos saben qué ha ocurrido o va a ocurrir, pero a ti no te queda más remedio que seguir adelante para enterarte. Esto, siempre y cuando esté bien trabajado, suele funcionar como acicate a devorar páginas. Y así es.
Otro gran acierto en esta novela es el uso del morbo puro y duro como arma para engatusar al lector. En Caín volvería a matarte mañana no faltan escenas desagradables, violentas, incluso escatológicas, pero están más o menos veladas. Son explícitas, pero están contadas a medias, como si fueran mentira, o como si no se quisiera hablar de ellas. Esto consigue crear una atmósfera de inquietante deseo por conocer el dolor siempre ajeno de los protagonistas. En cierto sentido, me recordó a la igualmente incómoda Funny games. Y exactamente por los mismos motivos.
Hablando de parecidos, esta forma de mostrar distintas versiones de los hechos y poco a poco ir ahondando en lo que realmente ocurrió me trajo a la memoria La tercera versión, de Antonio Manzanera. Me pareció desde el principio que Caín volvería a matarte mañana estaba mejor escrita, que su narración era más fluida y que su estructura lograba mejor la ejecución que el libro de Manzanera. Fui confirmándolo mediante avanzaba en su lectura, pero esto se disolvió (al menos para mí) cuando llegué al final. Al cerrar el libro se me ha quedado la sensación de que la historia, impecable durante el 90% del texto, no termina de encajar. Me han quedado algunos cabos sueltos y un par de preguntas cuyas respuestas no son del todo satisfactorias. Me gustaría conocer la opinión de otros lectores para ver si soy yo quien se equivoca, por lo que os animo con fervor a que la leáis. Recomendable.
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