Podemos decir que el ras el hanout típico lleva jengibre, canela, semillas de cilantro, nuez moscada, clavo, pimienta y cúrcuma para darle color, todo ello perfectamente molido en un mortero. A partir de aquí se puede añadir comino, guindilla seca, fenogreco, cardamomo … lo importante es que el resultado sea aromático y equilibrado para poder usarlo en todo tipo de platos. Porque esta mezcla tiene que ser un auténtico todo-terreno de forma que pueda usarse en guisos, como adobo para carnes a la brasa, como condimento para un arroz o un cous cous, e incluso como pasta para untar en pan mezclado con aceite tomado como aperitivo. Esa es la versatilidad del ras el hanout.