El descubrimiento del cadaver de un samurái (Masayuki Mori) da lugar a un juicio con el fin de encontrar al culpable. A partir de las historias de su esposa, una mujer de la época (Machiko Kyô) y un bandido (Toshirô Mifune), los oyentes deberán de llegar a una conclusión sobre quien es el asesino.
La crítica
Akira Kurosawa fue uno de esos directores que marcan la diferencia, sabía rodar cintas épicas y de época de manera sobresaliente. Lo que Kurosawa ofrecía era un viaje hacía un momento de la historia a través de la gran pantalla, aunque la gran mayoría de veces nos transportaba a la época feudal japonesa, mejor conocida como la época samurái.
Precisamente en 'Rashomon', Kurosawa nos transporta a dicha época para narrar el juicio sobre el asesinato de un samurái. Se desconoce quién ha sido el asesino y a través del testimonio de los diferentes personajes involucrados, trataremos de averiguar quién ha sido el culpable.
Con lo cual, Kurosawa mantiene en todo momento el misterio sobre quien ha sido el culpable a través de los diferentes puntos de vista que dan los testigos, haciendo que el espectador no solo se pregunte quién es el asesino sino por qué difieren todos los declarantes. El filme funciona gracias a como se va enmarañando el argumento, debido al contraste de historias que nos cuentan sus personajes.
La importancia de los personajes es tanta, que Kurosawa rueda las escenas del jucio como si nosotros fuésemos el juez del mismo. En ningún momento vemos ni oímos al juez, tan solo al testigo y, en el fondo, los oyentes del juicio: el cura y el leñador. Con lo cual los personajes tratan de convencernos con su historia directamente para que nosotros apliquemos, bajo nuestro juicio, un veredicto conforme lo que ellos relatan.
¿Y todo ello para qué? Para que, al final, Kurosawa destape el auténtico velo de la obra: lanzar un mensaje al espectador sobre lo que era importante en periodo de la historia japonesa. Es ahí cuando la cinta alcanza el summum y muestra sus verdaderas intenciones, poniendo la guinda del pastel y brindándonos una película de no más de hora y media que entretiene y gusta.
No obstante, hay un par de cosas que no funcionan en 'Rashomon'. La primera es la innecesaria lentitud con la que Kurosawa avanza los hechos, en los cuales se tira minutos y minutos con escenas estáticas que no dicen absolutamente nada. Paseos por el bosque innecesariamente largos en los que se espera que ocurra algo que no pasa. El segundo elemento que no llega a cuajar en la obra, aunque más bien se trata de algo personal, es la falta de tensión e intriga en el ambiente. Por mucho que al final 'Rashomon' alcance el clímax y remate con firmeza, hubiese funcionado mejor (y envejecido mejor, también) con algo más de intensidad. Es cierto que, al tratarse de un filme de época no es algo que tenga mucha cabida pero de haber sido así hubiese ganado enteros. Ambos elementos sacan un poco al espectador de la obra en general y desmerecen el gran trabajo que se ha hecho para ambientar la cinta. Como ya he comentado, 'Rashomon' apenas alcanza la hora y media y aún así tiene tramos en los que deseamos que la historia avance con más esmero.
'Rashomon' fue en su época una gran película de época, original por su manera de explicar la historia y muy entretenida. Con 'Rashomon', Kurosawa retrata la época feudal japonesa increíblemente pero atranca la historia en ciertos momentos con escenas que no llevan a ninguna parte y sacan al espectador de la misma.
Información de más
- El cartel de "Rashomon" de la puerta fue preservado y guardado por el Director de Fotografía Kazuo Miyagawa en su casa hasta su muerte en 1999.
- Un uso muy temprano de la técnica de cámara "de mano". Esto se ve cuando la cámara sigue a los personajes de cerca a través del bosque.
- A menudo se le acredita como la razón por la que la Academia creó la categoría "Mejor película extranjera".