Es un ensayo profundo y denso que zarandea las certidumbres de quienes, incluso, estamos alejados de la filosofía, también de la fe, aunque no de la inquietud por saber. Y nos deja consternados con la duda sobre qué verdad es más verdadera, la de la fe o la de la razón, la revelada o la alcanzada por el hombre por sí mismo con su conocimiento. Personalmente, concibo ambas verdades como frutos de la racionalidad del ser humano que busca respuestas a su trágica singularidad consciente, hallándolas bien en la cabeza, bien en el corazón. Con eso sacio mi curiosidad, de momento.
Es un ensayo profundo y denso que zarandea las certidumbres de quienes, incluso, estamos alejados de la filosofía, también de la fe, aunque no de la inquietud por saber. Y nos deja consternados con la duda sobre qué verdad es más verdadera, la de la fe o la de la razón, la revelada o la alcanzada por el hombre por sí mismo con su conocimiento. Personalmente, concibo ambas verdades como frutos de la racionalidad del ser humano que busca respuestas a su trágica singularidad consciente, hallándolas bien en la cabeza, bien en el corazón. Con eso sacio mi curiosidad, de momento.