Los gobiernos españoles del PSOE o del PP quieren parecer humanitarios, pero tras esa virtud ocultan su miedo a que los terroristas vuelvan a matar, como acaba de demostrar Mariano Rajoy al liberar a Josu Uribecheberria Bolinaga ahorrándole la cárcel que debía como sádico tres veces asesino y enterrador en vida durante 532 días de Ortega Lara.
Bolinaga padece un cáncer que le deja menos de un año de vida; en casos así la ley española le permite al Ejecutivo liberar o de mantener preso al reo.
Y los gobiernos, socialistas y populares, redimen sistemáticamente a los terroristas “por razones humanitarias”, no así a presos comunes, como por ejemplo los 51que murieron en prisión en 2011.
En EE.UU., la primera gran democracia, los terroristas y algunos delincuentes comunes son ajusticiados sin esperar a que les aparezca un cáncer.
En España se ha prescindido de esa pena, más para evitar que caiga la sangre del ejecutado sobre nosotros que porque el criminal merezca larga vida.
Pero en España también se eliminó su lógica sustituta, la cadena perpetua. Y se suelta a terroristas porque sí: Zapatero-Rubalcaba, asustados por su huelga de hambre, liberaron sin cumplir parte de su condena al 25 veces asesino De Juana Chaos.
Rajoy hace igual con Borinaga, supuestamente porque también está en huelga de hambre, y porque padece una enfermedad que sufren miles de españoles, incluida la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Mercedes Pedraza, a la que le mataron su hija.
Las “razones humanitarias” no son la causa de estas sueltas, sino la cobardía ante ETA, ante sus constantes insinuaciones de que podría volver a matar.
Y sus víctimas afirman que, para exterminar definitivamente a una serpiente venenosa todavía viva, es mejor ejercer la justicia que la caridad.
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SALAS