2. La elegancia y la facundia es algo que arroba a la gente de Cuba, pero tales atributos no serían nada si estuviesen ausentes de contenido o de sinceridad. Le pregunto a otro joven lo qué observa en él y la respuesta es: "se ve que está trabajando. Habla poco, hace, y no hace promesas que no puede cumplir". En otras palabras, la demagogia no cabe en un dirigente de la Revolución. Pero, aprecia las cosas que se hacen con gusto y compromiso. De sus primeros pasos dirigiendo en Villa Clara le recordamos desarrollando su pensamiento acerca de "la cultura del detalle", que en esencia es desbancar a los burócratas del hecho cotidiano.
7. Sabe muy bien que el bloqueo y la hostilidad de Estados Unidos nos daña, pero aplica que no hay que victimizarse, sino trabajar como saben los cubanos y buscar fórmulas creativas. De ahí su insistencia en cada visita de chequeo ministerial en apresurar procesos de sustitución de importaciones y exportar en cada lugar que ve la potencialidad, como ha sido en Ciego de Ávila en la empresa agrícola Ceballos, en la cual el Ministro de la Inversión Extranjera vio de cerca y pudo proponer soluciones.
8. Díaz, como se le dice en Villa Clara, un socialista convencido, enseñó a los villaclareños la dimensión de ser custodios de los restos del Comandante Ernesto Guevara y sus compañeros de lucha. Y, si para Fidel, eran un destacamento de refuerzo, para el Presidente es honrarles con resultados del trabajo creador que ennoblece. Pero, al imperialismo "ni tantico así" como dijera el Che. De ahí su advertencia: Todo el que nos proponga una solución desde la perspectiva de negar nuestra identidad, y que hagamos borrón y cuenta nueva a la historia, tiene una intención muy perversa contra la Revolución Cubana.
11. Las dificultades para Cuba bloqueada por Estados Unidos son inmensas, sin embargo ni a Díaz-Canel, ni al Partido ni al pueblo, faltan el entusiasmo, las ganas de vencer y conseguir el socialismo democrático, próspero y sustentable, que entró en el ideario colectivo.
Post scríptum: Si alguien se equivoca con el presidente de Cuba Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, debe saber que en familia y coloquial, con ese gesto tan cubano de las manos giran hacia adentro y se elevan, suele decir como los niños que juegan en las calles: "Yo no me quedo da'o". Vale para las agresiones en que el imperio no ceja.
Norelys Morales Aguilera