ley le han llamado “negacionista” e “infame” y lo han acusado de “jugar con la verdad”, debido a sus opiniones sobre el cambio climático y el mercado libre.
Sin embargo, Ridley, de 54 años, autor de The Rational Optimist, su obra más reciente, sigue en sus trece. “No es de locos creer en un futuro feliz para las personas y el planeta”, afirma. Ridley, que ha sido corresponsal en el extranjero, zoólogo, economista y financiero, aporta una amplia perspectiva a su visión positiva. “La gente dice que estoy chiflado por afirmar que el mundo seguirá mejorando pero, sin embargo, no puedo dejar de hacerlo”, dice. Sigue leyendo para ver cómo Ridley defiende su teoría. ¿Brillante o chiflado? Tú decides. 1. Estamos mejor que nunca
Comparado con hace 50 años, el ser humano medio gana casi tres veces más (teniendo en cuenta la inflación), ingiere un tercio más de calorías, entierra a dos tercios menos de sus hijos y puede tener un 33% más de esperanza de vida. Es difícil encontrar una región del mundo donde se viva peor ahora que entonces, a pesar de que la población mundial se ha más que duplicado en ese período. 2. La vida urbana es buena
Las viviendas urbanas ocupan menos espacio, usan menos energía y tienen menos impacto ambiental que las casas de campo. Las ciudades dan cobijo a más de la mitad de la población mundial, pero ocupan menos del 3% de su superficie terrenal. El crecimiento urbano puede disgustar a los ecologistas, pero vivir en el campo no es la mejor manera de cuidar la tierra.
Lo mejor que podemos hacer por el planeta es construir más rascacielos. 3. La pobreza está cayendo en picado
Los ricos cada vez son más ricos, pero los pobres han mejorado aún más. Entre 1980 y 2000, los pobres multiplicaron por dos el consumo. Los chinos son diez veces más ricos y viven unos 25 años más que hace 50 años. Los nigerianos son dos veces más ricos y viven nueve años más. El porcentaje de población en el mundo que vive en la absoluta pobreza ha disminuido en más de la mitad. Naciones Unidas estima que la pobreza se ha reducido más en los últimos 50 años que en los 500 años anteriores. 4. Lo esencial cuesta menos
Las cuatro necesidades básicas del hombre —alimento, ropa, combustible y vivienda— son mucho más baratas.
En 1800, una vela que diera una hora de luz costaba seis horas de trabajo. En la década de los 80 del siglo XIX, la misma luz de una lámpara de queroseno costaba 15 minutos de trabajo. En 1950, eran ocho segundos. Hoy en día, cuesta medio segundo de trabajo. En estos términos, estamos 43.200 veces en mejores circunstancias que en 1800. 5. El medio ambiente está mejor de lo que piensas
En Estados Unidos, el aire, los ríos, los lagos y los mares son cada vez más limpios. Actualmente, un coche emite menos contaminación a toda velocidad que lo que emitía un coche aparcado en 1970. 6. Innovación continua
Incluso si tenemos en cuenta la población que vive en la mayor de las miserias, nuestra generación tiene acceso a más calorías, vatios, caballos, gigabytes, megahercios, metros cuadrados, millas aéreas, alimentos por hectárea, millas por litro y, por supuesto, dinero que cualquier generación anterior. Eso seguirá siendo así mientras usemos estas cosas para hacer otras. Cuanto más nos especialicemos e intercambiemos, más mejorarán nuestras circunstancias. 7. El comercio global enriquece nuestras vidas
A las 9 de la mañana, me he afeitado con una cuchilla americana, he comido pan elaborado con harina francesa y extendido mantequilla de Nueva Zelanda y mermelada española, he bebido té de Sri Lanka, me he vestido con ropa de algodón indio y lana australiana, me he puesto zapatos de piel china y goma malaya y he leído un periódico impreso en papel finlandés con tinta china. He consumido fracciones minúsculas del trabajo productivo de cientos de personas. La autonomía económica significa pobreza. 8. Más producción agrícola= más tierra salvaje
Mientras que la población mundial ha aumentado más de cuatro veces desde 1900, también han aumentado otras cosas: la superficie cultivada en un 30%, las cosechas en un 600%. Al mismo tiempo, se han replantado más de 800 millones de hectáreas de bosque tropical “secundario” porque los granjeros han abandonado sus tierras para irse a vivir a la ciudad. Este bosque tropical es rico en biodiversidad.
De hecho, voy a hacer una predicción estrafalaria: el mundo se alimentará por sí mismo cada vez en mayor medida a lo largo de este siglo sin tener que arar ni una hectárea nueva. 9. Los viejos buenos tiempos no lo eran tanto
Algunas personas argumentan que en el pasado existía una tranquilidad, simplicidad, sociabilidad y espiritualidad que han dejado de existir hoy en día. Esa nostalgia teñida de rosa se limita generalmente a los ricos. Es más fácil considerar romántica la vida de un pionero cuando no tienes que salir de tu casa para ir al baño. 10. El aumento de la población no es una amenaza
Aunque la población mundial está creciendo, el índice de crecimiento se ha ido reduciendo durante 50 años. En todo el planeta, las tasas de natalidad son menores que en 1960, y en el mundo menos desarrollado, la tasa de natalidad se ha detenido prácticamente. Esto ocurre a pesar de que la gente vive más años y de que los índices de mortalidad infantil han disminuido. Según una estimación de Naciones Unidas, la población empezará a estabilizarse cuando alcance 10.100 millones de habitantes en 2100, así que hay perspectivas de poder alimentar al mundo para siempre.
Después de todo, ya somos 7.000 millones de habitantes en la tierra y cada década que pasa comemos mejor. 11. El petróleo no se está agotando
En 1970, había 550.000 millones de barriles de reserva de petróleo en el mundo, y en los 20 años siguientes se consumieron 600.000 millones. Así que en 1990, las reservas tendrían que haberse sobrepasado en 50.000 millones de barriles. Sin embargo, las reservas ascendían a 900.000 millones, sin contar las arenas bituminosas y los petróleos pesados que contienen, entre ambos, 20 veces más petróleo que las reservas de Arabia Saudí. El petróleo, el carbón y el gas son finitos pero durarán décadas y se encontrarán alternativas viables antes de que se agoten dichos recursos. 12. La generación más afortunada
Esta generación ha experimentado más paz, libertad, ocio, educación, medicina y viajes que ninguna otra en la historia. Sin embargo, acoge con entusiasmo cada oportunidad que tiene de deprimirse. Los consumidores no celebran la maravillosa selección de productos y, según los psicólogos, dicen que se sienten “abrumados”. Cuando voy al supermercado de mi barrio, no veo que la gente se deprima por la imposibilidad de elegir los productos, sino que veo cómo la gente los escoge. 13. Las tormentas no están empeorando
En absoluto. Aunque el clima se calentó ligeramente el siglo pasado, la incidencia de huracanes y ciclones ha disminuido. Desde los años 20, la tasa de mortalidad anual global causada por los desastres naturales relacionados con la climatología (es decir, el porcentaje de muertes y no el número total) ha descendido en un asombroso 99%.
El poder letal de los huracanes depende más de la riqueza que de la velocidad del viento. Un terrible huracán golpeó la península de Yucatán, en México en 2007, pero como la zona estaba muy bien acondicionada, no hubo ninguna víctima. Una tormenta similar azotó la empobrecida Birmania al año siguiente y murieron 200.000 personas. La mejor defensa contra los desastres es la prosperidad y la libertad. 14. Siguen surgiendo grandes ideas
Cuanto más prosperamos, más podemos prosperar. Cuanto más inventamos, más inventos son posibles. El mundo de las cosas está sujeto generalmente a rendimientos cada vez menores. El mundo de las ideas no: el intercambio cada vez mayor de ideas da lugar a una tasa cada vez mayor de innovación en el mundo moderno. Ni siquiera existe una posibilidad teórica de agotar el suministro de ideas, descubrimientos e invenciones. 15. Podemos resolver todos nuestros problemas
Si dices que el mundo seguirá mejorando, te consideran un loco. Si dices que hay una catástrofe inminente, puede que te den el Premio Nobel.
Las librerías rezongan pesimismo; las ondas radiofónicas irradian fatalidad. No puedo recordar una época en la que no hubiera alguien que me dijera que el mundo solo sobreviviría si abandonaba el crecimiento económico. Pero el mundo no seguirá siendo como es ahora. La raza humana se ha convertido en una máquina de resolver problemas: resuelve los problemas cambiando las formas. El peligro real proviene de querer ralentizar el cambio. 16. Esta depresión no es deprimente
La Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado fue simplemente una caída en la carrera ascendente del nivel de vida de los humanos. En 1939, incluso los países más afectados como Estados Unidos y Alemania, eran más ricos que en 1930. Durante la Depresión, nacieron todo tipo de productos e industrias nuevas. Así que, el crecimiento se reanudará a menos que lo impidan las políticas erróneas. Alguien en alguna parte está modificando un software, probando un nuevo material o transmitiendo un gen que hará la vida más fácil o más divertida. 17. Los optimistas tienen razón
Durante 200 años, los pesimistas han llenado todos los titulares, a pesar de que generalmente eran los optimistas los que tenían razón. Hay unos grandes intereses creados en el pesimismo. Ninguna organización de caridad conseguirá más dinero si dice que las cosas están mejorando. Ningún periódico llenará la portada contando que hoy en día son menos probables los desastres.
Los grupos de presión y sus clientes de los medios de comunicación buscan incluso las estadísticas más alegres para los atisbos de fatalidad. No te dejes intimidar: ¡atrévete a ser optimista!