Una de las mayores dudas durante la planificación del embarazo, es saber cuáles serán las reacciones de la pareja durante todo el proceso. Desde el momento en que decidimos dejar que la naturaleza tome parte activa en el milagro de la vida, somos conscientes de que es algo que nace a partir del amor y del cariño de dos persona. ¡es una de las mayores decisiones de nuestra existencia! pero biológicamente, las mujeres estan más preparadas para afrontarlo, que ellos. Por eso a veces, van a necesitar el apoyo y comprensión de la mujer para sentirse igual de involucrados en el embarazo.
Al principio, es positivo introducir pequeños ratitos de conversación sobre las fases del embarazo, la ilusión de pensar si podría ser niño o niña, incluso ir pensando en los nombres. Todo ello hace que nuestra mente vaya aceptando la posible llegada de la gran noticia en los próximos meses: ¡estoy embarazada!.
Lo normal es que en un primer momento, el futuro padre sienta una mezcla de emoción y miedo a la vez. Por un lado se siente orgulloso de haber logrado el objetivo y por otro tiene la presión de la responsabilidad que llega en los próximos meses. En muchos casos, su instinto se desarrolla en el momento en el que de verdad le transmitimos nuestras preocupaciones e ilusiones, haciendo que sea una parte fundamental para la madre.
Ellos se mostrarán especialmente solidarios cuando la embarazada empieza a notar las primeras molestias (náuseas, vómitos, cansancio, etc). Sienten que les necesitan y eso hace que mimen a la mujer, la tranquilicen y ayuden a llevar el día a día.
Uno de los pasos que a ellos más les ayuda a entender la nueva situación, es cuando acompañan al ginecólogo ( ya que lo que dice el médico, ¡se lo toman muy en serio!): la prueba más importante es cuando escuchan por primera vez, su corazoncito latir... ven sus movimientos y se dan cuenta de que tiene vida. El médico nos da una guía de lo que hay que hacer las próximas semanas y ellos se lo toman al pie de la letra.
Pasan las semanas y cuanto más cariño da el papá, mejor y más seguras se siente la mamá; eso también influirá en el bebé. A partir del cuarto o quinto mes, una de las vivencias más intensas, es cuando toman contacto, poniendo sus manos sobre el vientre, sintiendo los movimientos, las pataditas... al fin y al cabo, esa pequeña vida ¡es parte de los dos!.
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