Reach for infinity es una antología de trece relatos de ciencia ficción, recopilada por el editor australiano Jonathan Strahan. Este es el tercer libro de la serie Inifinity, es precedido por Engineering Infinity y Edge of infinity.
Una antología que empieza con un relato de Greg Egan y termina con uno de Peter Watts tiene asegurado un lugar en mi corazón. Los relatos que me gustaron:
Break my fall, de Greg Egan es una excelente manera de iniciar la recopílación, la humanidad coloca un montón de asteroides entre las órbitas de la Tierra y Marte, y después las naves lanzan unos nanohilos, para aprovechar el impulso de torsión y empujarse hasta el siguiente asteroide, como una persona que cruza un río valiéndose de unas piedras. Un viaje al planeta rojo sin usar combustible.
The fifth dragon, de Ian McDonald es un relato corto ubicado en su nueva novela Luna: New Moon, la cual narra los conflictos entre las diferentes corporaciones que rigen a nuestros satélite. La protagonista es Adriana Corta, una chica brasileña que se enfrenta a la dura vida lunar. Inolvidable como todos los relatos de McDonald.
En Kheldyu, de Karl Schroeder un ingeniero ruso pretende aprovechar los enormes vientos que se generan en la tundra siberiana para generar energía, y que ademas recolecten el exceso de CO2 en la atmósfera. Interesante relato hard de Schroeder.
Amicae Eternum, de Ellen Klages rompe con la tendencia hard de la colección y presenta la historia personal y humana de una jovencita que esta a punto de embarcarse en un viaje dentro de una nave generacional, junto a su familia.
Invisible planets, de Hannu Rajaniemi es un intento de recrear en clave de ciencia ficción el inolvidable libro Las ciudades invisibles del autor italiano Italo Calvino. Este es el mejor estilo de Rajaniemi, ciencia ficción que parece fantasía.
El relato Wilder still, the stars, de Kahleen Ann Goonan recuerda en cierto modo a los replicantes de Blade Runner, seres humanos artificiales que son creados con obsesiones compulsivas para desarrollar su trabajo y nada mas, la protagonista de la historia descubre nuevas facetas en tales seres. Gran relato de esta autora, desconocida para mi.
In Babelsberg, de Alastair Reynolds narra el regreso a la Tierra de una sonda espacial que aloja una inteligencia artificial en su interior, la IA se consigue un cuerpo y se dispone a hacer entrevistas, como si fuera un rockstar, hasta que aparece un contrincante para ponerle sabor al caldo.
Hotshot, de Peter Watts es el relato que cierra la colección, ubicado en el mismo universo que relato ganador del Hugo, La isla, un grupo de personas se preparan a un viaje sin retorno por todo el brazo de la galaxia, en donde colocaran agujeros de gusano para los demás viajeros terrestres, lo peliagudo del relato es que fueron condicionados geneticamente desde antes de nacer para desear este trabajo. Como siempre, Watts se mete en camisas de once varas para ofrecer un relato fuera de lo común.
Los relatos que me dejaron frío: The dust queen, de Aliette de Bodard, no se que tiene esta autora pero sus relatos no me emocionan. Report converning the presences of seahorses in Mars, de Pat Cadigan, los relatos de Cadigan siempre me han parecido superficiales, este no es la excepción. Hiraeth: A tragedy in four acts, de Karen Lord, buen relato de cyborgs, pero le falta más espacio, esta muy corto. Trademark bugs: A legal history, de Adam Roberts, Adams es un autor muy ingenioso, pero el relato es un reporte corporativo de unos virus de diseño, un relato que es puro cerebro y nada de alma. Attitude, de Linda Nagata, frívolo y soso. The entire immense superestructure instalation, de Ken McLeod no le entendí y eso que lo leí dos veces.
De las tres antologías que lleva Strahan, esta es la que más me ha gustado. Egan, McDonald, Reynolds y Watts en una misma antología. Me sentía un niño en dulceria. Recomendado a los lectores que sienta sus gustos mas afines a la ciencia ficción hard, pero creo que cualquier lector los puede disfrutar.