Real Madrid-Bayern, la Gran Guerra y el nuevo Barón Rojo.

Publicado el 27 abril 2014 por El Sol De Madrid Rubén Olmeda @elsoldemadrid

Este año se conmemora el centenario de la I Guerra Mundial, la gran guerra que asoló al mundo y que se desarrolló, principalmente pero no solo, por el ardor alemán. Dice Juan Eslava Galán, recordando frases de la época, que “a los prusianos les gusta más un tiroteo que comer con las manos”. Y los que llevamos varios años en esto de sufrir semifinales de Champions (antes Copa de Europa) con alemanes, sabemos de qué habla. El alemán, al mas puro estilo Von Clausewitz, ataca de forma contundente, rápido y directo; porque es lo que se llevaba en la época…hasta que llegó la Gran Guerra y se demostró que la “guerra defensiva” era el mejor antídoto contra los postulados del creador del tratado “De la Guerra”. Los prusianos van a la guerra como los patos al agua, como si no hubiera un mañana oiga, es oír un disparo y se calzan las botas y agarran el sable con una sonrisa que les sube el bigote.

Por eso no debe sorprendernos todo lo que está ocurriendo en el entorno del Bayern München, las declaraciones de Karl Heinz Rummenigge de “vamos a quemar los árboles en el partido de vuelta”  o “vamos a darles un baño caliente” son el fiel reflejo del espíritu alemán, apoyado en Nietzsche con sus estudios sobre el “superhombre” y Hegel, culminador del idealismo alemán. También Franz Beckenbauer encarna ese espíritu prusiano de atacar con todo y ganar, lleva todo este año arreándole a Guardiola (que para qué narices lo han fichado entonces, me pregunto yo) porque se centra en la pelotita y no en la portería. Después del partido en el Bernabeu dijo “la posesión no significa nada” y añadió que “menos mal que el Madrid solo nos ha metido un gol”, y se quedó tan pancho oiga, Guardiola supongo que dejó de mear colonia ese día.

Guardiola ha asegurado en varias ruedas de prensa que está haciendo contracultura en Alemania, y eso a los alemanes les encanta claro (#ironicModeOn), llevan siglos con el hacha lanzándose ante cualquier atisbo de menosprecio de su cultura y llega Pep con su perfecto alemán (que envidia, por cierto) y les dice que a esto del fútbol se juega de otra forma, que eso de empaparse de cerveza y disfrutar de una carga de caballería contra el enemigo se ha acabado, que ahora Wagner deja paso a Vivaldi con sus tres estaciones del “tiki taka”.

Volviendo a la I Guerra Mundial, resulta que los alemanes tenían un plan para conquistar Europa en “cero coma”, se llamaba Plan Schlieffen y toma su nombre del Jefe del Estado Mayor del II Reich, Alfred Graff von Schlieffen, que como buen alemán entendía que su plan no podía fallar, es decir, que sale si o sí, que lo he hecho yo y como soy alemán va a salir bien, porque para eso he previsto todos los detalles. Vamos, que para que hacer un “plan B”, para que pensar en que algo puede salir mal: que te llueva 1 mes seguido, que un río se desborde, que tus soldados tengan gripe, yo que se… Pues el buen mozo plantó el Plan como única alternativa y tanto el Kaiser Guillermo II (Alemania), como el Emperador Francisco José I (Austria-Hungría) se lo compraron y pusieron las botellas de Champagne (que para beber, Francia si les gustaba) a enfriar.

A la directiva del Bayern le encantaría ver sus misiles Krupp o Skoda (a que os suenan esas marcas eh…) saliendo de las botas de Schweinsteiger o Müller y derribando el muro luso-sevillano madridista pero a “Pep Von Tiki-Taka” no parece que le guste mucho eso de que el portero le pase la bola al medio centro, éste avance y la reviente desde fuera del área para que el delantero, si acaso, la empuje tras el rechazo. El nuevo “Barón Rojo” prefiere dar vueltas sobre su objetivo, hacer pasadas en rasante, girar y volver, así hasta que pueda visualizar perfectamente su presa y, en ese momento, soltar una serie de  ráfagas de ametralladora que dejen al enemigo fuera de combate.

Esperemos que en esta guerra de naciones, con triples alianzas incluidas (BBC) los británicos tengan algo que decir y nuestro particular francotirador galés explote su “Mad Minute”, que es el minuto loco que tenían los fusileros ingleses para acertar 15 disparos en una diana a 270 metros si querían aprobar el entrenamiento. Si Bale aprovecha la confianza germana podrá atravesar las líneas enemigas y alcanzar, con un disparo certero, la portería de Manolo, si he dicho Manolo, porque es el nombre de Neuer, Manuel Neuer. Quienes me conocen bien saben que, a parte de socio del Real Madrid, soy  seguidor del Manchester United, por ello no deja de venirme a la memoria la Copa de Europa que el Machester United le ganó al Bayern, ojo al dato…en el Camp Nou, en 1998. Un duelo que reflejó los típicos tópicos de las batallas entre alemanes y británicos, con dos equipos plagados de británicos y alemanes (el Bayern solamente tenía dos extranjeros, Kuffour y Salihamidzic). Férreas defensas pero ataques sin miedo, a lo loco, idas y venidas sin sentido que apelaban al honor y al espíritu de ganadores de ambos clubes/países. El resultado fue de 2-1 y victoria para los ingleses, de forma típica alemana, remontando y luchando hasta el final, marcando los dos goles en el tiempo “extra”. Los ingleses aplicaron eso de blood, toil, tears and sweet y dejaron a los alemanes con cara de “esto no estaba en los planes”.

Dejando atrás esta conjunción histórico-futbolera, creo que estamos ante un partido histórico pase lo que pase, porque tenemos a un Real Madrid de records, con una plantilla que parece la selección FIFA, un equipo que juega mejor que los alemanes a lo que han inventado los alemanes, que se lanza en cargas ligeras como nadie y que ansía llegar a lo que nadie ha logrado nunca, la décima Copa de Europa. Y por otro lado tenemos al eterno enemigo europeo, dirigido por el entrenador del eterno enemigo español, al cual le critican sus propios directivos pese a lograr el título de liga en su primer año y sacarle 20 puntos al segundo clasificado. Un entrenador que fue fichado por llevar a la excelencia el “tiki taka” y que trata de decirle a los alemanes que llevan jugando mal a esto durante un siglo, que a esto se juega tocando.

Esperemos que pase como en la vida real y, al final, el que se lleva a la chica sea el que la invita a salir del bareto para llevarla a su casa, ante la mirada atónita del tipo que ha estado toda la noche coqueteando con ella y contándole mil historias.

Sin duda será el partido de la “posesión infernal”.

¡HALA MADRID!