El miércoles pasado el Real Madrid se vio apeado de la Champions por un modesto Olympic de Lyon. Un serio varapalo para un equipo que quería aspirar a lo más alto, al menos sobre el papel. La reflexión que quiero compartir con vosotros hoy es cómo afrontar el día siguiente. Cómo levantar a un equipo después de sufrir un golpe, que interpreto que debe haber sido duro, al menos para los buenos profesionales del equipo.
Sin duda es un momento muy delicado y complicado, y para que lo comprendáis un poco mejor os voy a contar una experiencia similar que yo viví cuando entrenaba al Joventut de Badalona.
En mi segunda temporada en el Joventut, tras ganar la liga ACB la temporada anterior, llegamos a la Final Four de Estambul como el mejor equipo europeo del momento tras vencer en el partido de semifinales al Estudiantes. En la gran final nos esperaba el Partizan de Belgrado, dirigido por Zeljko Obradovic y liderado por dos cracks que eran Predrag Danilovic y Aleksandar Djordjevic.
Fue un partido de mucha tensión para todos nosotros, tanta que algunas de nuestras estrellas la acusaron demasiado y no consiguieron brillar a su nivel habitual. Aún así llegamos al final del partido empatados, y a pocos segundos de la conclusión, nuestro base Tomás Jofresa logró una canasta que nos ponía dos puntos arriba. La victoria estaba muy cerca, casi podíamos tocarla, pero de repente apareció Djordjevic. Nunca olvidaré como Sasha cruzó toda la cancha y lanzó, justo delante de mí, un triple imposible, cayéndose, desequilibrado, pero decisivo que entró, acabando con nuestro sueño y dando la victoria al Partizan por un punto en el último segundo de partido.
Aquí podéis ver los últimos minutos de partido para que os pongáis en situación:
La decepción fue inmensa. Éramos mejor equipo, jugamos mermados por la falta de experiencia en estos partidos y aún así íbamos ganando 5 segundos antes del pitido final, pero en un abrir y cerrar de ojos todo por lo que habíamos peleado tanto tiempo se esfumó ante nuestros atónitos ojos.
¿Cómo se levanta esto? ¿Cómo se recompone una ilusión hecha trizas? ¿Cómo se logra que un equipo recupere las fuerzas para seguir peleando el fin de semana siguiente? No sé si hay fórmulas para esto, yo sólo sé que nos fuimos al vestuario y que lloramos, que nos lamentamos una y mil veces de lo cerca que lo habíamos tenido y de la oportunidad que se nos había escapado.
La verdad es que tenía un gran equipo, muy profesional y con un gran espíritu de lucha, pero sin duda habíamos entrado en una gran crisis. En aquel momento pensé que la adversidad que nos embargaba podía ser una gran oportunidad para poder realizar cambios en nuestro trabajo que nos ayudara a combatir la propia crisis, y me recordé a mí mismo que el entrenador debe influir con su actitud, para que los jugadores actúen de forma responsable y conseguir que sean productivos. En ello me apoye, y tras las lágrimas, al día siguiente me puse manos a la obra, intentando trasmitirles un nuevo reto, otro motivo por el que seguir luchando: ganar la Liga. ¿Y cómo lo hice?:
- Siendo objetivo a la hora de identificar los problemas y definir la estrategia.
- Buscando nuevos retos que ayudaran al equipo a recuperar la motivación.
- Consiguiendo la confianza de los jugadores a base de cambios de estrategias. Los entrenamientos son fundamentales.
- Encarando los problemas y conflictos. ¿Será verdad lo de Ronaldo e Higüaín?, pues, a atajar el problema.
- No especulando con lo que ocurría. Di una información trasparente y veraz a los jugadores y a la opinión pública.
- Luchando por mantener los valores, lealtad, integridad, honestidad, esfuerzo, sacrificio, etc.
- Y pidiéndoles, SER UN EQUIPO, no con palabras, sino con hechos. Es la mejor manera de combatir una crisis.
Los profesionales, los equipos, logran su sentido cuando tienen un objetivo, un reto que conquistar, y eso fue lo que les di. Teníamos que resarcirnos y volver a ser campeones de la ACB. Y funcionó, aquel año, tras la decepción de Estambul, llegó la alegría y conseguimos ganar por segunda vez consecutiva la liga.
No sé como lo enfocara Pellegrini (para empezar tendría que cambiar su imagen de derrotado, ya que no debe olvidar que él es la cabeza visible del equipo, el jefe, y por lo tanto la persona en la que se tienen que fijar sus jugadores para salir adelante y con esa tristeza lo único que conseguirá es que el equipo entre en una etapa de profunda melancolía que le hará un daño irreversible. ¡Por favor Sr. Pellegrini, sonría! Y recupere su personalidad de gran entrenador, por Ud. y por el equipo). No sé si la plantilla actual del Real Madrid tiene los pilares que tenía aquel gran equipo de la Penya, pero, si por algo se mide a los campeones es por su capacidad de mantenerse en pie, y por ser capaces de levantarse una vez más que sus rivales.
Lolo Sainz
P.D. No es mi intención criticar al Sr. Pellegrini, al que tengo por un gran profesional y al que debo un gran respeto, y que estoy seguro que llevará al Real Madrid a grandes logros. Simplemente me he limitado a exponer lo que me paso a mí hace muchos años y que considero que hay una gran similitud entre ambas situaciones. Por eso, los dos nos llamamos Manuel.