La vasta zona abisal (de abyssus, sin “fondo”), de entre 3.000 y 6.000 metros de profundidad oceánica, es el santuario de los monstruosos guardianes de la zona hadal (de hades, “infierno”), que desciende hasta los 11.000 metros de noche perpetua.
Destellos de bioluminiscencia en un hábitat de condiciones extremas, formas grotescas e imposibles de las que solo sabemos que son organismos que se han adaptado a bajas temperaturas y altísimas presiones, y cuya existencia hemos ignorado hasta finales del siglo XIX.
PECES ABISALES
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para comerte mejor...
El expresivo Evermannella balbo es una especie excepcionalmente rara que vive en zonas de notable profundidad. Su cuerpo con forma de tubo alcanza los 17 cm. de largo y está recubierto de una finísima piel sin escamas. La cabeza está poco desarrollada salvo los ojos telescópicos, enormes y ovalados, protegidos por párpados adiposos; al igual que la boca y la prominente mandíbula que tienen un tamaño excepcional para ser implacables con el escaso alimento que asoma por los fondos.
pez sable
Perteneciente al género Chauliodius, se caracteriza por tener unos dientes sumamente largos y agudos con la forma de un arma punzante de acero templado. Vive en aguas tenebrosas, a 1.000 metros de profundidad, y para atraer a sus presas agita una antena luminosa que sale por encima de su cabeza acercándola a su boca. Una vez las atrapa con su poderosa mandíbula, las engulle succionándolas.
rey pescador
El rape abisal o Melanocetus johnsonii es otro de los peces que utiliza el apéndice frontal de su cabeza como señuelo luminoso para atraer a sus presas, por lo que se le denomina “pescador de las profundidades”. Las larvas aún no han desarrollado su “caña de pescar” y están cubiertas de una epidermis gelatinosa que las protege de los depredadores mientras crecen, pues son un suculento bocado. La oscuridad dificulta la capacidad reproductiva de estos peces cuya densidad de población es realmente baja. Encontrar pareja no es fácil y los que tienen suerte permanecen juntos de por vida. Entre algunas familias de rapes abisales es frecuente que los machos sean mucho más pequeños que las hembras, por lo que acaban literalmente adheridos a ellas, convirtiéndose en parásitos que se alimentan de los nutrientes de la sangre de la fémina. Ello se produce gracias a que los sistemas circulatorios de ambos ejemplares se unen, dejando al macho reducido a un depósito de esperma que garantiza su reproducción.
pez lagarto
El inofensivo Bathysaurus ferox mide 64 cm. de largo y tiene unas aletas cortas que parecen patas diminutas, lo que, junto a su costumbre de elevar sutilmente la cabeza, le otorgan una constitución similar a la de los reptiles. Se arrastra por el fondo arenoso buscando crustáceos decápodos de los que se alimenta. Los dientes, visibles incluso cuando tiene la boca cerrada, le confieren un aspecto inconfundible. Es una especie hermafrodita y, como el resto de sus compañeros de aguas oscuras, vive al ralentí: tienen un metabolismo más pausado, su reproducción es más lenta que la de los peces de aguas superficiales y son más longevos.
víbora de mar
El Chauliodus solo mide unos 25 cm. de largo y engulle presas tanto o más grandes que él. Esto es posible gracias a la dilatación estomacal y las mandíbulas de agudos dientes que se desencajan a voluntad. Su reducido tamaño se debe a la escasez de comida que hay en los 3.500 metros de profundidad donde vive, por lo que cuando pueden comer aprovechan y almacenan el alimento restante en su propio abdomen.
pez dragón
El Stomias boa es una de las criaturas más escalofriantes. Sus dientes alcanzan tanta longitud que llegan a impedirle cerrar la boca. Se ubica entre los 4.000 y 4.500 metros y llega a medir 32 cm.