Hace un par de semanas, la ciudad de Gijón se echaba a la calle para celebrar el ascenso directo de su equipo, gracias a un gol postrero del Lugo en Montilivi. De las lágrimas de Girona al éxtasis astur en casi un abrir y cerrar de ojos: fútbol es fútbol, que diría el gran Boskov.
Echando la vista atrás, ese ascenso supone el regreso de todo un histórico del fútbol español a la máxima categoría. Un equipo que siempre ha llevado la cantera por bandera, con su productiva Escuela de Mareo, y con una de las mejores aficiones que hay en nuestro país. No hay que ser excesivamente veterano para recordar El Molinón en los “carruseles” de Primera, y no sólo por la reciente aventura de cuatro años de la mano del malogrado y querido Manolo Preciado, sino por aquel equipo que en los 90 defendía su meta con un tal Ablanedo, tenía en defensa al Pitu Abelardo –hoy entrenador–, y más arriba jugaba con talentos como Lediakhov –ya más postrero–, o los delanteros Manjarín o Juanele.
Pero para hallar el nombre más ilustre de este club en toda su historia, ni siquiera hay que remontarse al pasado. Enrique Castro González, Quini, un habitual todavía en el organigrama gijonés, y curiosamente natural de Oviedo, llegó al primer equipo en la 68/69, con el entonces “Real Gijón” en 2ª (la palabra “Sporting”, aún popular en la calle, no podría usarse oficialmente por ser un anglicismo, hasta los primeros años 70). Al año siguiente, los asturianos logran el ascenso con pichichi de Quini. Sería el primero de sus 5 trofeos de máximo goleador con la zamarra rojiblanca (3 en Primera, 2 en Segunda), a los que sumaría 2 más en su etapa en el Barça. De blaugrana estuvo desde la 80/81 a la 83/84, de donde regresaría para jugar tres años más, aunque ya con rol menos importante, para retirarse al final de la 86/87. Sumando ambos clubs y categorías, la trayectoria liguera de este monstruo del área arrojó 281 goles en 541 partidos.
Quini fue clave en el trienio más glorioso de su equipo del alma. Tuvo su inicio un 29 de mayo de 1977, con el ascenso a 1ª logrado nada más y nada menos que en el Carlos Tartiere –ante un Oviedo que también tenía opciones–. El 1-2 definitivo, con Quini y Ferrero remontando el gol inicial de Alarcón, llevaba al ya “Sporting” a 1ª tras sólo un año en la categoría de plata.
En la 1977/78, el recién ascendido, guiado por el entrenador Vicente Miera, tenía el siguiente once tipo: Jesús Castro –hermano de Quini– en la portería; defensa formada por los laterales Killer (izquierda), Uría (derecha) y los centrales Doria y Maceda, con Redondo de libre; medular de tres con Ciriaco, Valdés y Abel; y delantera con Ferrero y Quini. Tras un comienzo un tanto irregular, de altibajos alrededor de la zona media, en la 2ª vuelta el Sporting se consolidó en zona europea, logrando el billete a la UEFA con un meritorio quinto puesto final.
Mejor sería la temporada 1978/79. Aquel año, que vio la primera participación europea del conjunto asturiano (donde apeó en primera ronda al Torino, pero sería eliminado después por el Estrella Roja), supuso una lucha codo con codo con el Real Madrid por el título liguero. El once tipo fue formado por Castro; Rezza (procedente del Salamanca), Redondo, Cundi y Doria; Joaquín, Mesa y Ciriaco; Quini, Morán y Ferrero. Además, jugadores como Uría o Maceda seguían en la disciplina rojiblanca.
En la Jornada 21, el Sporting tomaba el liderato tras ganar a la Real en casa por 3-2, mientras el Madrid caía 2-0 en el Camp Nou. En la jornada 27, disputada el 15 de abril de 1979, el líder, empatado a puntos con el Madrid en la tabla, recibía a su rival por el título en El Molinón. Aquel día, como otros tantos en la historia del fútbol, el grande se terminó imponiendo al aspirante modesto, merced a un gol en el minuto 65 de Santillana. En las siete jornadas que restaban, los merengues no fallaron, quedando el Sporting en un subcampeonato histórico, pero que supo a poco a orillas del Cantábrico.
Para la temporada 1979/80, Díaz Novoa cogía el relevo de Miera en el banquillo de un equipo que apenas sufría cambios en su columna vertebral. Pero tras un comienzo prometedor –el Sporting comenzó liderando la tabla en las primeras jornadas–, pronto se vio que aquel año la Liga se disputaría entre el Real Madrid –a la postre campeón por tercer año consecutivo– y la Real Sociedad, que empezaba a vislumbrarse como el equipo que lograría dos entorchados seguidos en las temporadas 80/81 y 81/82. No obstante, los asturianos lograron la tercera plaza del campeonato, por delante del FC Barcelona. En la UEFA, sin embargo, fueron eliminados en primera ronda por el PSV Eindhoven.
En el verano de 1980, el Barcelona fichó a Quini y regresó Miera al banquillo. El rendimiento en Liga se resintió, pero en Copa, el equipo gijonés disputó dos finales en tres años: 1981 y 1983, cayendo ante Barcelona –donde jugaba Quini, cosas del destino– y ante el Madrid, respectivamente. Durante toda la década de 1980 se mantuvo en Primera, y así fue durante casi toda la década de 1990, hasta que cayó a Segunda en 1998.
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Pedro Valero López
Pedro Valero López formó parte de la redacción de TresCuatroTres desde noviembre de 2012 hasta junio de 2015.@Pedro_V_L
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