Reality, Italia 2012

Publicado el 07 noviembre 2012 por Cineinvisible @cineinvisib

T.S. Eliot afirmaba con razón que la especie humana no puede soportar mucha realidad. Con una sobredosis de inteligencia Alejandro Amenábar nos lanzó a la cara, hace ya 16 años con Tesis, la peligrosidad del “todo vale en imagen con tal de que sea real”.Con su habitual sutileza cinematográfica y buena parte de la suerte del principiante, dos escenas, la inicial en la que la protagonista escucha las indicaciones de la policía en el metro tras un accidente rogando no miren al andén, y la final de todos los convalecientes hospitalizados prestando máxima atención a las crudas imágenes que la televisión se disponía a emitir, han pasado a la historia del cine y deberían hacerlo a la de la sociología. La idea de Gran Hermano nació, según la leyenda, poco después, el mes de septiembre de 1997, y el primer programa se emitió en los Países Bajos en 1999. Amenábar hablaba de los snuff movies, la tele se encargaría de poner al desnudo la intimidad más pornográfica y sangrienta de la convivencia humana.Luciano, el protagonista de lo último de Matteo Garrone, en su ruidosa, desordenada y caótica Nápoles vive de su “real chou” acompañando y animando bodas, que parecen salidas directamente de la imaginación de Fellini, malviviendo con su pescadería y, para ser sinceros, algún que otro timo para llegar a fin de mes.Pero cuando se cruza con una estrella del Grande Fratello (no creo que haya suficiente imaginación para adivinar cómo debe ser la versión del Gran Hermano en el país de Berlusconi) su vida cambia y en su mente aparece la gran pregunta, ¿por qué no yo?Desde ese preciso instante todo gira alrededor de su próxima participación en el programa. Un periplo, en forma de descenso a los infiernos, que le lleva incluso hasta la capital, Roma, y a sus míticos estudios de Cinecittà, lugar de grabación del programa y máximo exponente de la herejía audiovisual actual…No entiendo cómo muchos han podido calificar esta película de nueva comedia italiana. Cuando Aniello Arena, el magnífico actor protagonista, entra en la espiral del reality show, la película roza la tragedia griega o el drama shakesperiano más intenso. Triste pero, eso sí, de una belleza sublime, magistralmente realizado e interpretado, y Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes. Ahí es nada.  Matteo Garrone tras denunciar la Camorra y su letanía de violencia, extorsión y delincuencia en su anterior film, Gomorra, pasa revista a la sociedad del estar, en la que lo único que importa es mantenerse dentro del plano de la cámara aunque sea a fuerza de machacar al vecino. El magistral movimiento de cámara de la última escena de la película (no podía ser otro en la capital del Papa) me recordó no sé por qué Dead Set, la miniserie que mezcla el Gran Hermano inglés y una invasión zombie y, sobre todo, las ganas del espectador de que algunos de los concursantes se crucen cuanto antes con un par de muertos vivientes.