Durante los primeros 20 años de su vida, Sam (Bret Harrison, The Loop) se preguntaba por qué sus padres habían sido tan poco estrictos con él. Ya fuese el colegio, el deporte o sus elecciones profesionales, siempre le dejaban hacer lo que él quisiera, sin realizar el más mínimo esfuerzo por contradecirle. Como resultado de esta conducta, Sam faltaba a clase, aceptó un puesto de trabajo sin futuro y ahora malgasta interminables horas jugando a los videojuegos. Pero todo su mundo cambia el día en que Sam cumple 21 años y descubre la razón de esa indiferencia paternal: habían vendido el alma de su hijo al diablo antes incluso de que naciese.
Mientras sus padres, atormentados por el remordimiento, tratan de explicarle las circunstancias que les obligaron a este pacto con el diablo, Sam no puede dejar de pensar en lo que le está sucediendo. Él nunca ha sido el hijo predilecto, mientras que su hermano menor Kyle (Kyle Switzer, 15 Love) fue formado para sacar sobresalientes, triunfar en los deportes y unirse a los clubes más selectos de la ciudad. Kyle está resentido por el camino fácil que Sam ha disfrutado en la vida, y Sam no puede evitar sentirse celoso de los logros de su hermano. Lo que ninguno de los hermanos sabe es que sus vidas han estado dirigidas por fuerzas que ni siquiera pueden imaginarse.
Cuando el propio Satán (Ray Wise, 24) aparece en persona para explicarle a Sam que ahora debe servirle como cazarrecompensas, rastreando las almas malvadas que han escapado y devolviéndolas al infierno, Sam se niega a aceptar su peculiar destino. Sin embargo, después de ver el temperamento de Satán, Sam se da cuenta de que romper un pacto con diablo puede tener consecuencias nefastas. Además, el joven se muestra fascinado por el encanto del diablo y su insistencia en que Sam tiene un gran potencial todavía oculto.
Sam sabe que tendrá que esforzarse mucho por ocultar su nueva identidad a la persona que más le importa en su mundo, su inteligente y atractiva compañera de trabajo, Andi (Missy Peregrym, Héroes). Atrapado por su falta de confianza en sí mismo, Sam lleva años amando en secreto a Andi, a pesar de los constantes intentos de Sock para que él le pida una cita. Andi había estado mucho tiempo fuera de la ciudad mientras estaba en la universidad, pero regresó a casa con su madre y a su trabajo en el “The Work Bench” tras la muerte de su padre. Ahora, su vida está atascada en un trabajo seguro y en su amistad con Sam.
Aunque su vida se ha vuelto de repente demasiado extraña y aterradora, Sam se sorprende al averiguar que de alguna forma, se siente bien con su recién descubierta “misión”, eliminando las almas malvadas del mundo y enviándolas de nuevo al lugar al que pertenecen. Antes, cuando no se esperaba nada de él, Sam nunca se había obligado a intentar grandes logros. Ahora, con sus amigos y sus extraños artilugios de su parte, Sam está preparado para afrontar su destino como “cosechador”.
CRÍTICA
Pues sí. Tengo que admitir que comencé a ver la serie intrigado por el anuncio que difundían repetidamente en la Sexta antes de su emisión. Y no me arrepiento.
Y es que desde ya digo, esta serie es un cómic traspasado a la pantalla. Rápida, ágil y alocada. No hay en ella atisbos de vacua densidad formal ni pretensiones más allá de su propia existencia. Es una serie exquisitamente pensada para entretener sin vanidades, sin desproporciones.
Y es que episodio tras episodio no dejan de desfilar por ella verdaderos supervillanos de cómic, con poderes de control sobre el fuego, la electricidad, las moscas, la transformación o incluso los mocos… Villanos a los que el trío protagonista deberá afrontar armados con sus trajes adecuados (construidos a partir de materiales robados al Ikea en el que trabajan), sus armas infernales (desde un coche teledirigido a un jersey de punto de cruz) y sus “poderes transitorios”, por obra de un cachondo bastardo como es el Diablo.
En fin, una serie muy a tener en cuenta, y que quiero recomendar, habiendo visto hasta el capítulo 6, para todo aquél que desee ver televisión para divertirse.
El dato: El capítulo piloto está dirigido por… ¡Kevin Smith!. Él, por cierto, es asesor creativo de la serie. Con todo lo bueno y malo que eso pueda significar.
El momento: Todos y cada uno en los que el trío recibe cada una de las armas que debe emplear para atrapar a la siguiente alma.
La escena: Una que se repite en cada capítulo. La entrega del alma en el portal del infierno… a Gladys.