Recaredo Veredas.Esa franja de luz. Bartebly Editores. Madrid, 2019.
Los muertos juegan con nosotros como tahúres con su baraja. Nuestro deseo es su disfraz: si alzáramos sus ropas hallaríamos una escalera con peldaños de aire, abierta al vacío.
Ese es uno de los poemas centrales con los que construye Recaredo Veredas Esa franja de luz, que publica Bartebly Editores. Este es el que le sigue:
El pasado habla en los oídos de los locos. Su fortuna la comparten los niños y quienes aún adoran al sol cada tarde. Nosotros les vigilamos con obsesión y torpeza, encerrando a quien expresa su dominio. Dejemos que hablen, conozcamos su sigilo y el extraño código de sus gritos.
Con esos dos ejemplos puede el lector hacerse una idea del tono de estos poemas visionarios en los que se conjuntan lo profético y lo descriptivo con un cuidado equilibrio entre la emoción y la meditación existencial. Porque los textos de Esa franja de luz se mueven en un territorio de frontera entre lo real y lo soñado, entre lo cotidiano y lo misterioso con un enfoque que indaga en las revelaciones y se adentra en la exploración de una dimensión más honda de la realidad: la que surge de las intuiciones y las imágenes que recorren el libro.
Imágenes que nacen de una mirada profunda y serena que extrae nuevos matices de la descripción y las reflexiones sobre el dolor y el miedo, el deseo y la renuncia, el asombro y el olvido, la soledad y el vacío:
Si la soledad te obliga evita los abrazos y la nostalgia. Sólo vuelve quien ha perdido.
Santos Domínguez