INGREDIENTES:
200 ml de agua
una pizca de sal
Un puñado de miga de pan del día antes
1 litro de leche entera
200 grs de harina
25 ml de anís
4 huevos L
Azúcar para espolvorear
Mantequilla para freír
PREPARACIÓN:
En un bol pon el agua y añade la miga de pan, trabajándola con los dedos hasta que se deshaga. Añade la sal y medio litro de harina. Con unas varillas vete mezclando. A continuación añade la harina y sigue mezclando. Por último incorpora el resto de leche y mezcla. Pon la mezcla en un recipiente hermético e introduce en el frigorífico durante toda la noche para que fermente.
Al día siguiente, añade el anís y los huevos previamente batidos.
En una sartén con fondo antiadherente (yo tengo una sartén que utilizo exclusivamente para crepes y tortitas) pon una pizca de mantequilla que se derrita por el fondo y añade masa que cubra toda la superficie (es muy cómodo si lo tenéis en una jarra). Dejáis que se dore y le dais la vuelta ayudados por una espumadera. Si os da miedo darles la vuelta, lo más cómodo es utilizar este tipo de sartén doble.
Vais poniéndolos en un plato uno encima de otro y espolvoreáis con azúcar uno por uno. Para mantenerlos calientes mientras lo hacéis, lo ideal es poner el plato sobre un cazo con agua caliente.
Se pueden rellenar de mermelada , de crema pastelera, de nata o incluso de chocolate, pero sin duda mis preferidos son los clásicos, sin ningún tipo de relleno ...no necesitan de nada!! Están deliciosos!!!