Con esta receta participo en el reto de "Christmas Time" de la Comunidad Cocineros del Mundo en Google+.
Para realizar esta preparación (que rinde para unos 3 panes dulces hechos y derechos de algo más de 500 gramos cada uno), necesitarán los siguientes ingredientes.
¿Nos ponemos manos a la masa? ¡Adelante, entonces!
Primero, a preparar el fermento. Para ello, colocá en un bol 30 gramos de levadura fresca desgranada y disolvela en 25 cc. de agua tibia. Añadí una pizca de azúcar, 3 huevos y 400 gramos de harina 000.
Amasá hasta lograr un bollo suave y dejalo descansar en el mismo bol donde preparaste la mezcla, con algo de harina extra en el fondo y tapado con papel film, hasta que duplique su tamaño.
Para preparar el amasijo, colocá en un bol 30 gramos de levadura fresca desgranada y disolvela en 120 cc. de vino Marsala. Luego, agregá 1 cucharadita de agua de azahar, 1 cucharadita de canela en polvo y 1 cucharadita de jengibre en polvo. Incorporá 3 yemas y 125 gramos de azúcar.
Por último, agregá de a poco 400 gramos de harina 000, tamizada con una pizca de sal.
Mezclá muy bien todo los ingredientes, amasando cuidadosamente.
Entonces, integrá el fermento ya leudado y 140 gramos de manteca/mantequilla pomada. Trabajá la masa hasta obtener un bollo bien armado.
Luego, incorporale 200 gramos de chispas de chocolate, que previamente cubriste con una delgada capa de harina, y armá un bollo con las chispas bien integradas.
Dejá descansar la masa por unos 15 minutos para que vuelva a leudar, tapándola con papel film o un repasador/paño de cocina, en un lugar cálido y alejada de corrientes de aire.
Pasado ese tiempo, desgasificá ligeramente el bollo y separalo en 3 porciones del mismo tamaño y peso (unos 565 gramos cada uno, aproximadamente).
Dales forma de bollo y disponelos en moldes de papel de 500 gramos para pan dulce. Ubicalos en placa para horno y cubrilos con papel film para que peguen el último estirón, hasta que dupliquen su volumen.
Cociná los panes en horno precalentado a 170° C por 40-45 minutos.
Una vez fríos, bañalos con 100 gramos de chocolate amargo de buena calidad (en mi caso, 70% de cacao) derretido y cerezas en almíbar (bien escurridas), según tu gusto.
Algunas observaciones y recomendaciones finales: Pueden reemplazar el vino Marsala por vino Oporto, Madeira o Jerez. De igual manera, pueden utilizar frutas abrillantadas, cerezas en almíbar o escarchadas, cascaritas de naranja en almíbar o abrillantadas, o frutos secos de su preferencia, en lugar de chispas de chocolate; aunque ellas hacen la diferencia en cuanto a que se trata de una variante distinta a los panes dulces más tradicionales.
Asimismo, pueden reemplazar el agua de azahar por agua de rosas o esencia para pan dulce; de igual manera, las especias escogidas por mí pueden sustituirse por mezcla para panes dulces o por las de su preferencia.
El panettone es un pan tradicional italiano que se disfruta en las fiestas navideñas. Al parecer, la base de la receta originaria fue la del pan endulzado con miel que consumían los antiguos romanos, aunque se desconoce su verdadero origen. Sin embargo, existen varias leyendas y tradiciones que lo explican. La más conocida o pintoresca indica que el panettone se elaboró por primera vez en la corte de Ludovico Sforza (conocido como Ludovico el Moro, Duque de Milán, famoso – entre otras cosas - por ser mecenas de Leonardo da Vinci). Cuenta la historia que Ludovico el Moro celebró una gran cena de Navidad en la que sus comensales quedaron seducidos por la exquisitez de los platos y, como punto culminante de la gran velada, se esperaba un postre que hiciera honor a las delicias consumidas. Empero, éste se quemó, dejando a los cocineros en una situación de gran conflicto y zozobra. Entonces, la leyenda indica que gracias a la intervención de uno de los sirvientes se pudo solucionar el problema, ya que este sencillo hombre había elaborado un pan dulce que pensaba llevar a su casa. Sin embargo, ante la problemática ocurrida con el postre, lo ofreció para solucionar el incidente. Ese pan sería el panettone que hoy conocemos: un pan bien crecido, con sabor a manteca/mantequilla y lleno de frutas confitadas. El salvador postre resultó todo un éxito, consagrándose con el correr de los años. Como el humilde salvador se llamaba Antonio y el pan no había recibido nombre, Ludovico El Moro decidió bautizarlo como Pan de Toni, nombre que, con el paso del tiempo, fue modificándose hasta el actual Panettone.
Leyenda o realidad, las fiestas de fin de año parecen más fiestas cuando llevamos a nuestra mesa o convidamos a nuestros anfitriones con panes dulces en cualquiera de sus variantes (pan dulce tradicional, madrileño, panettone, stollen, milanés, genovés, pandoro, Pan de Pascua, panetón...) porque son, algo así, como el alma mater de la celebración ya que en ellos mismo se encierra el simbolismo de compartir el pan, el alimento - como tal - en cada bocado.
Les garantizo que quedarán seducidos por este panettone que cumple a la perfección los requisitos esenciales de su variedad: una miga esponjosa, bien alveolada, de sabor suave y delicado, perfumado y sabroso a rabiar.
Sea que lo preparen para compartir en casa o para continuar con la seguidilla de regalos-comestibles, no van a arrepentirse del poquitín de trabajo que da, porque al probar sólo un bocado sucumbirán a sus encantos. Se los aseguro.
Espero haberlos tentado con mi propuesta. Nos reencontramos en unos días con otra receta para estas fiestas. Hasta entonces, pásenla muy bien, disfruten de sus afectos y experimenten en la cocina.