En la película, el chef Casper, interpretado por Jon Favreau, trabaja en un restaurante con éxito a nivel empresarial, pero en el que no se siente realizado a nivel personal. Comenzó 10 años atrás, en un furor de creatividad culinaria, pero con el tiempo se ha estancado y se ha visto atrapado en la rutina, cocinando los mismos platos día tras día. El propietario del restaurante, interpretado por Dustin Hoffman, quiere agarrarse a lo que funciona y no tiene ninguna intención de innovar. “Si vas a ver a los Rolling Stones y no cantan Satisfaction,” protesta, “¡te vas a cabrear!”
Esto me recuerda a bastantes personas que he conocido. Son buenas en lo que hacen y ganan un dinero razonable. Pero no se sienten plenos ni adoran lo que hacen. Cumplen bien en sus trabajos, son rentables para su empresa, pero han perdido toda noción de pasión por lo que están haciendo.
Algunas veces necesitamos esa patada en el trasero para salir de la rutina, sobre todo de una rutina de la que se obtiene una compensación económica razonable y se nos da bien. En el caso del chef Casper, recibe una crítica impactante, publicada online, en la que se lamenta la pérdida de su creatividad. A Carl Casper le da una especie de locura transitoria, ataca verbalmente al crítico en un despliegue de rabia que es grabado en móviles y otros dispositivos, e inmediatamente se vuelve viral, con el resultado de que nadie le quiera contratar. Esto le fuerza a empezar su propio negocio con el camión de comidas.
A veces es en estos momentos de desesperación, en los que no tenemos más opciones que salir adelante, cuando la vida o las circunstancias nos dan ese empujón tan necesario para dar el salto que no nos atrevíamos a dar por nuestra cuenta. Muchos de nuestros sueños jamás se llegan a realizar por comodidad, y por esa falta de necesidad.
Según se va avanzando en la vida profesional, se pueden perder de vista las cosas que te proporcionaron el éxito en los comienzos. El chef Casper tiene este problema, trabajando para un jefe que se dedica a apagarle su fuego creativo. Casper regresa a Miami donde comenzó su carrera como cocinero y redescubre las especias, los sabores y la esencia de la cocina cubana. Esto le sirve de inspiración para la comida que crea y vende en su camión de comidas.
Quizás habría que mirarse uno mismo, y ser consciente de cuánto tiempo y esfuerzo se emplea en gestionar el negocio frente a hacer el trabajo que te enamoró al principio de tu carrera. ¿Podríamos beneficiarnos al reconectar con las cosas que nos dieron éxito desde el comienzo, volviendo a encender nuestra pasión profesional como el chef Casper?
Y una de mis grandes pasiones es cocinar: experimentar entre fogones, jugar con texturas, aromas y sabores, remover sentimientos y sensaciones mediante deliciosas y nutritivas recetas y, sobre todo, compartir ese amor por la comida con vosotros. De momento a través de estas líneas, pero quién sabe si en un futuro tendré la posibilidad de ser partícipe de esa felicidad de forma más directa, y disfrutar de las sonrisas dibujadas en vuestros rostros en persona.
- 250 gr de requeixo, queso crema, yogur de coco o queso de anacardos
- 350 ml de nata, o leche cruda entera y nata a partes iguales (o leche de coco, almendras y/o anacardo)
- Ralladura de 1 limón ecológico
- 2 cucharadas soperas de miel cruda
- Una pizca de sal
- 185 gr de arándanos, frescos o congelados
- 1 cucharada sopera de zumo de limón
- 1½ cucharaditas de arrurruz
- 1 cucharada sopera de agua
- 2 cucharaditas de vodka (opcional)
- 2 cucharaditas de miel cruda
- 4 cucharadas de harina de almendra o almendra molida
- 2 cucharaditas de azúcar de coco o azúcar de dátil
- 1 cucharadita de canela molida
- 2 cucharaditas de manteca de coco, fundida
- 1 cucharada sopera de mantequilla
- Añade todos los ingredientes del helado a una batidora y procesa hasta que esté homogéneo.
- Enfría esta mezcla muy bien en la nevera, y luego haz el helado siguiendo las instrucciones del fabricante de tu heladera.
- Echa un tercio del helado en el bote en el que lo vayas a congelar, luego añade la mitad de la salsa de arándanos fría y la mitad de la galleta en trozos pequeños. Haz capas con el resto de la misma manera, acabando con el helado. Inserta un cuchillo y da unas vueltas para mezclar un poco las capas. Guarda el helado en el congelador.
- En una cazuela, calienta los arándanos hasta que éstos comiencen a soltar sus jugos. Mezcla el arrurruz con el agua fría y el zumo de limón hasta que esté homogéneo y añade esta mezcla a la cazuela. Calienta hasta que empiece a hervir y luego reduce la temperatura a fuego lento, cocinando durante 1 minuto. Retira del fuego y añade el vodka. Cuando la salsa esté templada, añade la miel cruda.
- Enfría la salsa en la nevera.
- Forra un plato con papel de hornear.
- Mezcla todos los ingredientes en un bol con una cuchara y echa esta masa sobre el plato, extendiéndola para que quede de un grosor homogéneo de aproximadamente 3 mm.
- Mete el plato en la nevera hasta que la galleta se haya solidificado y pártela en trocitos pequeños