Yo tengo costumbre (casi diría que tradición) de pasear por la sierra de Madrid cada septiembre y llenar mi nevera de moras con las que elaboro cantidades inconfesables de mermelada. A mis hijos les gusta mucho, es más, es la única mermelada que toman. De ahí el asalto al que someto a los montes cada año.
Sin embargo, mermelada no es la única elaboración que podemos preparar con moras. Por la red encontraréis muchas, muchísimas. Yo os dejo aquí tres tentadoras propuestas.
Si no tenéis ganas de cocinar mucho pero queréis quedar como reyes/reinas, esta es vuestra receta. Es sencilla y no necesita más que de un puñadito de ingredientes básicos. Sólo hay que tener paciencia para que el merengue se seque en el horno a temperatura suave. ¿Podréis esperar?
Con un poco más de contundencia, en caso de querer un dulce con cuerpo, tenéis este pastel invertido de moras que está para empezar y no parar. Estupendo para darse un capricho. A mi se me antoja acompañado de una taza de humeante café. ¿Y a vosotros?
Por último, que no por ello menos rico, un dulce más elaborado que es el colofón perfecto de una comida de celebración. La combinación de queso, lima y moras es im-pre-sio-nan-te. Palabrita :)