Nos encontramos ante una de esas recetas rápidas para quedar bien saciados y solucionar un día en el que no tengamos muchas ganas de cocinar.
Será un plato completo en el que meteremos pasta, carne y fruta, dándole el punto justo de aceite y haciéndolo en el mínimo tiempo posible gracias al wok.
El material usado:
- Wok
Los ingredientes:
- Fideos de fideuá
- Pechuga de pollo
- Manzana
- Una botella de cava
- Harina
El proceso:
Lo primero que haremos será cortar en cachos pequeños el pollo. Esto, además de facilitar el momento de comerlos (nos ahorramos cuchillo), facilitará el que al pasarlos por el wok los tengamos el mínimo tiempo imprescindible para que se cocinen.
Para acabar de dejar preparado el pollo, lo pasaremos por harina haciendo que coja una fina capa. No queremos un rebozado pesado, sólo queremos que quede una textura diferente. No quedará crujiente esta vez, pero sí quedará un poco meloso y el caldo espesará gracias a la harina que suelte.
La manzana la cortaremos en cuartos, luego en rodajas y finalmente en cachitos. Para que no se oxide y coja ese feo color marrón, la pondremos en un cuenco con agua y/o limón (más eficaz el limón, sin duda).
A estas alturas ya estamos preparados para empezar a cocinar de verdad. ¿Y qué vamos a hacer? Poner el wok a fuego alto con un chorrete de aceite (recordad que la gracia del wok es no usar casi aceite).
Lo primero que echaremos será el pollo. Lo echaremos en una cantidad no demasiado grande (si cubre mucho más que el fondo, empieza a ser excesivo) y lo removeremos de vez en cuando para que vaya cogiendo color. Cuando veais que está hecho, teneis dos caminos a seguir:
- Si teneis más pollo, sacareis el del wok con una espumadera a plato o fuente con papel de cocina para escurrir y repetireis el proceso cuantas veces haga falta.
- Si no teneis más pollo, entonces no hay que hacer nada extraño :D
Cuando ya hayais acabado con las tandas de pollo, lo devolvereis todo al wok junto con la manzana habiendo quitado previamente la mayor parte del aceite que quedara aún. Le dais cuatro meneos y cinco vueltas (ni una más, ni una menos xD) y echais el cava. Dependiendo de cómo de ácido y frutal lo querais, debereis echar más o menos cava. Para una persona de buen comer (una pechuga pequeña, media manzana y 80gr de fideuá en seco) he usado 20cl de cava.
Ahora ya sólo queda echar la fideuá, un poquito de agua si fuera necesario y esperar a que la fideuá se haga (unos 10 minutos más o menos, pero dependerá del fabricante y de cómo os guste de hecha).
La finalización:
La gracia está en echar un poco de todo, más o menos equilibrado en cantidades, en un cuenco o similar y bañarlo no demasiado con el líquido acidillo y frutal del cava :)
Consejos y apuntes finales del chef:
En caso de que os quede mucho líquido, la mejor manera de acabar el plato es retirar toda la parte sólida y dejar que el caldo reduzca hasta donde querais. Ojo, que llevará harina del pollo y espesará más de lo que lo haría si fuera un caldo normal :)