Recetas redondas de color cereza (y XIX) : Crema de calabaza con jengibre

Por Planeta Cereza


Estamos a principios del mes de enero y estos días en Madrid, a pesar de que los días lucen claros y soleados, hace lo que tiene que hacer a estas alturas del año: mucho frío. Después de un otoño espléndido y de un más que agradable diciembre, comienzo el año así, abrigándome bien, pues a veces se me mete el frío en el cuerpo y no puedo sacarlo ni queriendo. Hay mañanas en las que no entro en calor ni siquiera con un par de cafés bien calientes, y ni aunque a veces vayan estos acompañados de churros o porras (eliminadas desde hoy mismo que empiezo la dieta de todos los eneros !!). A esto tampoco ayuda el edificio tan frío en el que trabajo, sin embargo, cuando llego a casa pocas cosas me reconfortan más, aparte del calor humano, que una crema, una sopita o un caldito calentito. Me entonan y me gustan tanto como me refrescan las sopas frías en verano. Son uno de esos placeres invernales que me permiten sobrellevar el largo invierno y recuperarme además de los excesos navideños.
Apetitosas, reconstituyentes, fáciles de hacer... nutritivas y sabrosas, las sopas, cremas o caldos de invierno se adaptan bien, por su contenido en productos de huerta principalmente, a las dietas que casi todos empezamos por estas fechas, aunque también admiten ingredientes más calóricos o sofisticados. El martes 6, día de Reyes, me puse "hasta arriba" de roscón. Es que me gusta tanto !! Ayer día 7, hice una primera intentona: me puse a dieta a las 9 de la mañana y a las 10,30 ya me estaba tomando unos churros. Nunca me había durado tan poco !! Pero hoy que he dicho "Basta !! De hoy no pasa !!" tengo esperándome para esta noche una rica y sana crema de calabaza. No veo el momento de llegar.

La calabaza es uno de los productos estrella del otoño que se consume durante todo el año y del que hay distintas variedades según la estación. Tiene un color y una forma tan llamativos que hace que siempre acabe cogiendo un trozo cuando hago la compra aunque no tenga planeado en mente hacer ningún plato con ella. En ocasiones, y sobre todo en fechar cercanas a Halloween, horneo uno de los bizcochos que mejor y más esponjosos me salen, pero ahora, como digo, me apetece cuchara y hasta que me canse, o bien de comprarla o bien de tomarla, la calabaza no falta en mi nevera. 
Aparte de ser un fruto o una "hortaliza" antioxidante, rica en fibra y que aporta muchas vitaminas, es baja en calorías. Además, al ser un alimento muy versátil en la cocina permite incluirla no solo en repostería, para la que da mucho juego, sino en dietas hipocalóricas en variadas formas como sopas, guisos o ensaladas. La calabaza me encanta, es deliciosa, con un rico sabor dulce y múltiples propiedades muy beneficiosas para nuestra salud. Es perfecta para intentar perder algunos kilillos de esos que nos sobran porque además de estar muy buena es un alimento ligero pero saciante.
Quizá alguien se haya fijado que en el título de la entrada he escrito (y XIX). Sí, esta es la última de las "recetas redondas de color cereza", que ya últimamente ni eran ni redondas ni de color cereza, pero no es la última de las recetas que aparezcan en el blog. Es solo un cambio de estilo. Es un título muy largo y poco práctico que con el tiempo he visto que no queda bien. Me gusta tener las cosas clasificadas en sus cajones pero esta no es la forma. Dejará de ser una sección y a partir de ahora publicaré las recetas sin más. A lo mejor dejo algún otro apartado, como el de "niños a la cocina" porque me gusta así. Y en el futuro ya veré y lo reharé todo cuando tenga un rato. Ahora de momento voy con la receta.
CREMA DE CALABAZA CON JENGIBRE

Ingredientes:
- 500 gramos de calabaza cruda- 1 puerro pequeño- 1 zanahoria - 1 patata pequeña- 1/2 cebolla pequeña- 1 diente de ajo mediano- 500/600 ml. de agua o caldo de pollo- un poco de aceite y/o mantequilla para rehogar- sal - pimienta (opcional)- jengibre en polvo, un par de cucharaditas o a gusto. También se puede usar rallado.
- Para decorar: picatostes de pan, perejil y sésamo en este caso. Se puede servir también con bacon, nata, queso, pipas, marisco...

1. En una olla o cacerola se ponen aceite y/o mantequilla a calentar para rehogar la cebolla, el puerro y el ajo troceados. Con cuidado para que no se quemen, ni se doren en exceso, rehogarlos hasta que estén hechos. A continuación incorporar la patata, la zanahoria y la calabaza peladas y cortadas en dados. Salpimentar y rehogar unos pocos minutos más. Me gusta poner mucha más calabaza que del resto de ingredientes para que quede una crema con un claro sabor dulce a calabaza y no una especie de puré de verduras.
2. Añadir el agua o caldo de pollo y cubrir las verduras. Con caldo de pollo también está buena pero particularmente yo prefiero hacerla con agua. Echar el agua justa para que cubra. Si echamos poca agua luego se puede rectificar y si nos pasamos podremos quitar una poca antes de batir o liquar. Yo calculo esta cantidad para que no quede ni como un puré ni como una sopa sino con la consistencia de una crema ligera.
3. Tapar el recipiente y dejar a fuego lento sobre unos 20 minutos o hasta que se note que las verduras están tiernas. 
4. Echar un par de cucharaditas de jengibre en polvo para aromatizar. El jengibre no es un tubérculo demasiado usado en nuestra cocina y su sabor es picante. Usar primero con moderación y rectificar después si hace falta.
5. Batir o licuar hasta conseguir una crema fina y servir caliente acompañada de unas semillas de sésamo, un poco de perejil picado, o en rama para adornar, unos picatostes de pan frito, un chorrito de nata...


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