El ajoblanco es una sopa fría de almendras tradicional de Andalucía, cuando llega la primavera el cuerpo siempre me empieza a pedir este capricho tan delicioso. Hay varias recetas todas igual de buenas, el problema son las calorías, entre 600 y 800 por ración, por eso inventé esta versión que os voy a mostrar, el resultado es tan rico como el de las recetas de las abuelas pero tiene unas 250 calorías por plato.
Ahora que en el Sur estáis empezando a disfrutar de los meses de sol, es el momento ideal para compartir esta sopa con vuestros seres queridos; servida como primer plato despierta el paladar y reconforta el cuerpo. Si queréis sorprender a vuestros invitados, podéis presentarla en un vasito pequeño como aperitivo, el trago les enamorará.
Ingredientes para 4 personas (en vasitos de aperitivo daría para unos 8 o 10)
- 150 Gramos de almendras marcona peladas y crudas (sirven de cualquier variedad pero las marcona son excepcionalmente buenas)
- 150 Gramos de calabacín pelado
- 300 Gramos de agua muy fría
- 1 Cucharada de aceite de oliva virgen extra
- 3 Cucharadas de vinagre de Jerez
- 1/2 diente de ajo
- Sal
- Cocer el calabacín en agua con sal y dejar enfriar.
- Procesar el calabacín con las almendras y el ajo hasta formar un puré, podemos hacerlo en el mortero pero usando la batidora será más rápido; añadir el agua y el aceite, seguir batiendo hasta conseguir una crema ligada y ligera.
- Echar sal y vinagre al gusto (si quedase demasiado espeso añadir algo más de agua helada).
- Servir poniendo sobre la sopa algo dulce, las opciones son infinitas, lo más típico es usar unas bolitas de melón pero hay muchas combinaciones fantásticas, granizado de sangría, fresitas silvestres y rúcola, lichi con chile rojo, mango y brotecitos de alfalfa... En la foto lo serví con un chorro de licor natural de fresa y unas hojitas de albahaca en flor.