Aprendiste con chirriantes palabras en pizarra, transcritas a retorcidas letras sobre cuaderno. Tu vida quedó marcado por síes y noes, sinónimos y antónimos, aciertos y errores. Te expresas con morfemas y fonemas, te creces a voz en grito. Das tu palabra y te pierde la misma. Sin palabras, seguirías virgen (si sigues virgen, aprende nuevas palabras).