Soy gay o al menos eso parece
Treinta años tarde en darme cuenta que soy gay o que al menos eso parece. Y enterarme de esto me hace sentir bien, como cuando me di cuenta de que soy cumbiambero o cuando me entere que soy padre. Escucho cumbia tradicional, amo a mi hijo y me gusta ser gay. Esta revelación llego gracias a un amigo de esos que se quieren con el alma. Total y definitivamente gay, de la ge a la y griega, este amigo me ayudo a darme cuenta de que soy gay o que al menos eso parece. La teoría nació una tarde en la que empecé a prestar atención a los movimientos inconscientes del ya mencionado amigo. Note que al caminar, por ejemplo, lo hacía muy similar a mí, un pies detrás del otro y los brazos en un vaivén contrapuntístico. Si al menos caminara con los brazos en paralelo mi teoría carecería de sentido, pensé. En otra oportunidad repare en su manera de comer y percibí que masticaba con los dientes que están dentro de su boca. De seguro hace la digestión en su estómago, advertí. Termine por convencerme de lo que estaba pasando cuando vi su colección de vinilos, discos de Spinetta y Charly Garcia, Drexler y Fito Paez y el tema se tornaba más interesante cuando supe que leía a Galeano y adoraba las viñetas de Liniers. Necesite saber más sobre él, para convencerme de mi teoría y le hice una serie de preguntas personales. Sin que me tiemble la lengua y con decisión dispare el interrogatorio: ¿Dormís parado o de forma horizontal? ¿Lloras cuando te emocionas mucho? ¿Haces pis en el inodoro que está en el baño? ¿Te gustan los abrazos y faltar al trabajo? Todos fueron un “sí” rotundo. Fue un “si” cuando pregunté si no miraba futbol,“si”, dijo cuándo le pregunte si el tipo de la publicidad de Trivago.com le parecía lindo cuando usaba barba. Cuando pregunte si le gusta cantar, respondió “si”, lo mismo con sonreír -Sí, me gusta sonreír- respondió. Todas sus respuestas confirmaron mi teoría y la certeza de saber que soy gay o que al menos eso parece.
Agradezco a la vida por haberme cruzado a este hombre en el camino porque de otra manera nunca me hubiese enterado de que soy gay o que al menos eso parece. Hoy día, en los tiempos que corren, ser homosexual trasciende la condición sexual. Ser gay es una forma de ser, como el anarquismo o el pendejismo. No importa si las manos que nos desnudan son manos de hombres, de mujer o patas de perro, lo importante es que sean manos sinceras para cuidar y respetar. Manos para compartir el café del desayuno, para abrigar cuando hace frio o para bien acariciar a un hijo en la más hermosa complicidad. Y que no se engañen los machos que pregonan su rudeza o su cristianismo cuando nos hacen creer que nunca experimentaron el placer anal, ellos mejor que nadie saben en su culpa homofóbica que las zonas erógenas tampoco comprenden de elección sexual. Me di cuenta que soy gay o que al menos eso parece aunque responda a criterios hateros y aunque mi elección no sea necesariamente homo.
Voy a seguir investigando a mi amigo. Porque además de ser gay es una buena persona y en una de esas yo también lo soy y todavía no me di cuenta.