Que descansen mis besos en su paladar blando
Que hasta entonces habiten pobrecitos de saliva
En mi barriga los canastos estallen en mariposas
Y que al borde de la tarde usted le de sentido mis huesos
Pobrecitos de su abrazo, andan mis huesos
Sosteniendo hasta entonces este cuerpo mudo
Estacado a la orilla de una prosa analfabeta
Que descanse mi alma en el grafema
Que redima esta distancia taciturna
Le prometo que hasta entonces yo me aprendo su sonrisa
Pobrecita la distancia que anda huérfana de besos
Que descansen entonces en palabras inmediatas
Como el vino se destila tan paciente en los racimos
Hasta entonces solo eso, solo ser lo que escribimos
Que descansen los fluidos en el lucido grafito
En al sílaba imperfecta
En el mate compañero
En la espuma del café
En un libro a media tarde
En el exceso de la lengua hereje
Que en el párpado del día se asemejen nuestros labios
Comisura de tus piernas desnudando el silencio
Se haga humo en mi cigarro este gemido inútil
Y en el viento balbuceen anagramas de tu nombre
Pobrecita de tu nombre anda mi boca
Más aún en la retina de una mirada absurda
Que descanse mi descanso en la hojarasca del otoño
Que se abrigue en las bufandas tejidas por abuelas
Yo seré lo que debiera, de este lado de lo incierto
Hasta entonces solo eso
Las puntas arrugadas de su recuerdo