Recital de mansedumbre

Por Malagatoro

La tremenda cornada de Fandiño y para nada. Maldita suerte. 


Corrida nocturna. Plaza de toros de Málaga, 19 de agosto de 2011. Un cuarto de entrada.

Un toro de Luis Algarra, manso, y cinco de Los Recitales sin una gota de casta, mansos, deslucidos y que tuvieron complicaciones.

Salvador Cortés: vuelta y silencio.

Iván Fandiño: silencio y herido.

Esaú Fernández: saludos y vuelta.


Y para contrarrestar la impresentable colección de animalitos tullidos que por la tarde habían matado las figuras y el torero empresario de Málaga, por la noche, con muy poco pagano en los tendidos y mucho de gañote, asistimos a todo un recital de mansedumbre frente a un ganado bien presentado y astifino, que a la postre resultó una moruchada con nocturnidad y alevosía. Mansos de libro que tuvieron complicaciones, desarrollando peligro el sexto y el quinto, que envió a la enfermería a Iván Fandiño con una tremenda cornada en la pierna.

Salvador Cortés se las vio con un manso que salía suelto del capote y al que Fandiño realizó un quite meritorio por gaoneras muy ajustadas. Con la muleta anduvo voluntarioso, persiguiendo al toro que se había aquerenciado en tablas. En este terreno le sacó algunos muletazos estimables, finiquitándole de una estocada. Con el  que hacía cuarto  le intentó bajar la mano pero el toro iba con la cara por las nubes dando gañafones. Por el izquierdo no tenía un pase y Cortés lo pasaportó de una estocada baja.

Iván Fandiño se presentaba en Málaga y cayó herido ante un morucho con peligro. Qué maldita suerte la de este  buen torero con una concepción ortodoxa del arte de Cúchares, ser cogido en una corrida como esta, en una plaza sin importancia en el circuito taurino como es la de Málaga, y tener que perderse los importantes compromisos que le aguardaban, especialmente sus dos comparecencias en Bilbao. Es el sino del toreo, todos lo sabemos, pero ayer experimenté una sensación de tristeza e indignación por la gran injusticia de esta profesión. Los grandes, los fuertes, toreando becerros y cortando orejas injustas y los débiles teniendo que vérselas con este tipo de corridas y dando su sangre para nada. Desde aquí le mando mi  mayor consideración y respeto como torero, y el deseo de que se recupere plena y prontamente. Con su primero, de la misma condición que sus hermanos anteriores, anduvo con decisión y firmeza, también persiguiéndole por toda la plaza intentando poder darle algún muletazo. Trabajo costó entrar a matar al hilo de las tablas.

Esaú Fernández, también hacía su presentación en la Malagueta y tampoco tuvo suerte con los mansos de su lote. Con su primero, al que recibió con una larga cambiada, anduvo más voluntarioso que acertado con el capote. Con la muleta la faena fue muy deslucida por la condición del toro que embestía dando tornillazos, pero también se apreciaron  defectos de técnica como el excesivo arqueo de la figura en el cite y un excesivo codilleo. Con el último de la tarde, otro manso con peligro, estuvo muy firme y valiente, sacándole algunos pases meritorios. El público premió su esfuerzo con una vuelta al ruedo.

Durante el festejo, el público harto de estar harto de tanto descaste, se metió con el empresario Fernando Puche. Eso es lo que puede ocurrir cuando se hacen las cosas tan mal como el las ha hecho en el tiempo que ha estado al frente de la UTE de la Malagueta. Un nefasto empresario que ha  conseguido hacer bueno a su predecesor, y mira que era difícil. En la Diputación deben tener muy en cuenta todo lo sucedido, no únicamente en esta feria sino en el transcurso de todo su período de gestión. El diputado encargado de asuntos taurinos Jacobo Florido y su amplio equipo de asesores en la materia, deben haber tomado buena nota del desarrollo de esta feria, sin duda la peor de muchos años. Si Puche pudiera volver a optar por esta plaza, sólo o en compañía, no sería de recibo hacer borrón y cuenta nueva. Como tampoco hacerlo con otro de ingrato recuerdo para muchos aficionados, Martín Lorca, del que dicen va pregonando que volverá a ser empresario del coso del paseo de Reding. Para echarse a temblar, sobre todo después del ganado que ha salido este año por los chiqueros de la plaza de Burgos que gestiona junto a su yerno, José Carlos Escribano, también de “grato” recuerdo para muchos de los que por aquellos años estábamos en la Unión Taurina de Abonados de Málaga. 

Por cierto, señores responsables en la materia de la Diputación, a ver si de una vez por todas es posible que cambien la manifiestamente mejorable iluminación artificial de la plaza, que resulta molesta tanto para los espectadores como para el desarrollo de la lidia.