Los nuevos desafíos que tienen los planes “hoy se basan en la capacidad de retener y motivar a jóvenes que piden un mejor balance entre la vida personal y laboral, que trabajan por resultados y que tienen un compromiso diferente con el trabajo”, analiza Juan Carlos Rodríguez, socio de la consultora Total Rewards, que desarrolló para iEco una encuesta exclusiva sobre los salarios y las preferencias en cuanto a beneficios de los JP.
De acuerdo con Rodríguez, para comprometerlos, “las compañías deberán aplicar prácticas de equilibrio laboral y desarrollar una organización orientada a resultados”. Entre otros, el consultor menciona “buscar alternativas de trabajo diferentes, como tener en cuenta la posibilidad de una mejor administración del propio tiempo, el trabajo por objetivos y una mayor flexibilidad horaria”.
La encuesta de Total Rewards consigna que el 57% de los JP encuestados valoran el balance entre la vida laboral y personal, mientras que el 25% se inclina por aquellos beneficios relacionados con el cuidado de la salud. Y destacan su preferencia por paquetes de beneficios que alienten este equilibrio. Por ejemplo, el 18% destacó las prácticas de horario flexible, el 15% valoró la posibilidad de tomarse días libres, el 11% se inclinó por las vacaciones adicionales, el 11% por acceder a un gimnasio, el 9% por el teletrabajo, y una proporción similar mencionó el plan de salud.
Más lejos quedaron los programas de descuento (8%), la posibilidad de contar con un charter (5%), el beneficio de guardería (4%) y el de clases de relajación (3%).
“Las personas más talentosas buscan tener más poder de gestión de su tiempo y una mayor calidad de vida –enfatiza Rodríguez–. Toda organización que pueda hacer algún tipo de cambio en ese sentido, en cuanto a adaptar sus prácticas y también sus beneficios, se situará mejor que la competencia al momento de reclutar personal”.
“A las empresas más estructuradas y tradicionales probablemente les resultará más complicado hacer este tipo de cambio cultural, que deberán ser muy graduales. Por el contrario, a las organizaciones más jóvenes y de menor tamaño les resultará más fácil implementar este tipo de políticas”.
Como un reflejo de la demanda del mercado, los jóvenes mejor pagos son los ingenieros, que ingresan con un sueldo promedio de $6.000 y, al concluir el programa anual, perciben $6.900. En cambio, en las áreas de Administración y Recursos Humanos, los JP perciben al comienzo un sueldo de $4.800 y $ 4.500, respectivamente. Al año, los salarios pasarán a incrementarse: $5.220 y $ 5175 (ver infografía).
Los planes de JP proveen entrenamiento y, también, un esquema de carrera. En el caso de las iniciativas que duran un año, al finalizar el programa los JP adquieren el puesto de analista, mientras que en aquellos que se prolongan por 24 meses, se accede al cargo de especialista, jefe junior o gerente junior.
“En los planes de dos años hay mayor probabilidad de fracaso –advierte Rodríguez– ya que se corre el riesgo de que los jóvenes se aburran o se decepcionen. Entre el primer y el segundo año del programa hay un crecimiento salarial importante, que se relaciona con la mayor especialización en las tareas que realiza y con el entrenamiento que adquiere el profesional. Luego de esos dos años, debe estar preparado, con la capacitación adecuada, para ejercer un rol de mando”.
Los egresados de las carreras de Administración y RR. HH. –ejemplifica Rodríguez– son los que tienen mayores posibilidades de rotar por distintas áreas de una empresa, en tanto que los ingenieros, por su propio perfil, tienden a adquirir una mayor especialización en una función, o bien rotar por distintos sectores de una misma planta.