Algunos de estos beneficios están al alcance en este mundo --como son el sentimiento de realización, el gozo y el favor de otros--, mientras que otras bendiciones se concederán en el cielo. Como creyentes, no tenemos que temer al juicio (Ro 8.1); estamos vestidos con salvación por la sangre de Jesús, y no enfrentaremos la ira divina. Pero el Señor determinará el valor de nuestras obras, y qué recompensa merecemos.
Para ayudarnos a entender esto, la Biblia habla de cuatro coronas.
La primera, llamada incorruptible, es dada a aquellos cuyo deseo es andar en obediencia delante de Dios. En medio de luchas e incluso de fracasos, siguen muriendo a la carne y obedeciendo al Espíritu. La segunda, la corona de la vida es dada a los creyentes que se mantienen firmes, soportando pruebas, sin renunciar ni desanimarse. La tercera, la corona de justicia se da a quienes anhelan la venida de Cristo, y viven consagradamente para Él. La cuarta, la corona de gloria la dará Dios a quienes llevan su Palabra a otros. Y, como nos dice la Biblia, quedaremos maravillados por la gloria de Jesús, y tendremos la honra de depositar nuestras coronas a sus pies.La recompensa suprema será proclamar la gloria de Dios por toda la eternidad. Tendremos el máximo gozo en su presencia, pero podemos ocuparnos hoy mismo de servir a Dios con obediencia y humildad. El servicio nos bendice ahoraFuente: En Contacto