Sigo sin entender esa fea costumbre de reconocer con premios y homenajes a genios y personalidades destacada en algún ámbito de la vida a título póstumo, cuando ya no pueden disfrutarlo, conocer su éxito o recibir ese reconocimiento. A veces incluso, viviendo vidas desgraciadas como fue el caso del pintor holandés Vincent Van Gogh o del compositor austriaco, Ludwig van Beethoven.Otros han tenido más suerte y han gozado de sus momentos de gloria en vida, pero quizás sólo durante un período y luego han quedado en el olvido, o han pasado a un segundo plano. Yo, la verdad es que soy más del dicho “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, que consolarme con el refrán “más vale tarde que nunca”. Por eso, me parece curioso ver como una figura clave en la historia de España, una persona que desempeñó un papel fundamental en el éxito de la Transición española, que siendo el primer presidente de nuestra democracia, haya tenido que recibir este reconocimiento a título póstumo. Me estoy refiriendo a Adolfo Suárez. Porque yo estoy segura que la población española haya vivido o no esa etapa reconoce la importancia de su figura en nuestro país. Entonces, ¿por qué ahora se nos ocurren mil reconocimientos para honrar su figura?, ¿acaso en vida no tienen tanto valor estos homenajes?.Otro tema a parte serían los reconocimientos que se plantean y las reacciones que causan en la opinión pública, ya que suelen ser, por lo general, cambios en el nombre de calles, plazas, jardines, bibliotecas o instituciones, ya existentes, y no por construir, que saldría más barato. Pero quizás, lo que más reacciones ha suscitado, tanto positivas como negativas, aunque leyendo diversos foros y blog, creo que priman estas últimas sobre las positivas, ha sido la aprobación del cambio de denominación del“aeropuerto de Madrid-Barajas”, que pasa a denominarse a partir de ahora “aeropuerto Adolfo Suárez, Madrid-Barajas”. Hay que reconocer, que en esta ocasión, este reconocimiento ya había sido presentado por el Partido Popular en 2009 como proposición no de ley a los demás partidos políticos, pero que sin embargo no llegó a materializarse. Pero quizás lo que más ampollas suscita entre la población no es el cambio en sí, sino lo que el cambio conlleva y es que en época de crisis, recortes en sanidad y educación, muchos piensan que gastarnos entre medio millón y un millón de euros, por mucho que se haga de manera paulatina, es una locura y un derroche, que existen otras opciones mucho más asequibles para nuestros bolsillos de honrar al ex presidente. La medida ya está aprobada, y aunque el trabajo será largo ya se han empezado a aplicar las primeras medidas como los cambios en la cartelería, rotulación o productos corporativos con el nuevo nombre. Yo voto, porque de ahora en adelante se hagan los reconocimientos y homenajes en vida. Ya que creo que no hay nada más gratificante que ver que la gente reconoce tu trabajo y tu labor para con la sociedad.