Dentro de siete días unos cuantos afortunados estarán de resaca, después de haber sido agraciados con alguno de los premios del sorteo extraordinario de lotería, que cada 22 de diciembre, da el pistoletazo de salida al comienzo de las fiestas de Navidad. Y es que se puede decir que la Navidad empieza el día 22 de diciembre, con la “música” del sorteo, más este año que cae en domingo, por lo que en casi todas las casas se escuchará como se van repartiendo los premios. Siempre me ha llamado la atención ver como abren los telediarios ese día, con multitud de personas celebrando los premios a las puertas de las administraciones de lotería; pero lo más curioso es que los que más celebran, los que más cava beben, muchas veces son simples vecinos del barrio a los que no les ha tocado nada, y es que parece que hay quien se pone muy contento cuando se entera que la lotería ha tocado en su calle, aunque no le haya tocado a él. Curioso. Es verdad que los premios de la lotería de navidad normalmente están muy repartidos, por lo que repercuten en la economía de la localidad agraciada, ¡los concesionarios de coches de la zona hacen su agosto! y de igual forma el de la tienda de jamones, de televisores y la juguetería, entre otras… Pero si nos paráramos a pensar en la probabilidad de que toque un premio importante, en este o en los demás sorteos, posiblemente no jugáramos; y es que el que realmente hace negocio y al que le toca la lotería en cada sorteo es al Estado (y a Cataluña), ¡que para eso lo organiza! Como hace tiempo le escuché a un amigo, la lotería es el impuesto de los pobres, un impuesto que casi todos pagamos, con la ilusión de dejar de ver el rojo en nuestras cuentas.
Como habréis visto (y
oído), ya han empezado a vender la lotería para el sorteo de Navidad, por eso
os traemos este artículo publicado en diciembre de 2013, sobre la lotería. ¡Feliz
viernes!
Dentro de siete días unos cuantos afortunados estarán de resaca, después de haber sido agraciados con alguno de los premios del sorteo extraordinario de lotería, que cada 22 de diciembre, da el pistoletazo de salida al comienzo de las fiestas de Navidad. Y es que se puede decir que la Navidad empieza el día 22 de diciembre, con la “música” del sorteo, más este año que cae en domingo, por lo que en casi todas las casas se escuchará como se van repartiendo los premios. Siempre me ha llamado la atención ver como abren los telediarios ese día, con multitud de personas celebrando los premios a las puertas de las administraciones de lotería; pero lo más curioso es que los que más celebran, los que más cava beben, muchas veces son simples vecinos del barrio a los que no les ha tocado nada, y es que parece que hay quien se pone muy contento cuando se entera que la lotería ha tocado en su calle, aunque no le haya tocado a él. Curioso. Es verdad que los premios de la lotería de navidad normalmente están muy repartidos, por lo que repercuten en la economía de la localidad agraciada, ¡los concesionarios de coches de la zona hacen su agosto! y de igual forma el de la tienda de jamones, de televisores y la juguetería, entre otras… Pero si nos paráramos a pensar en la probabilidad de que toque un premio importante, en este o en los demás sorteos, posiblemente no jugáramos; y es que el que realmente hace negocio y al que le toca la lotería en cada sorteo es al Estado (y a Cataluña), ¡que para eso lo organiza! Como hace tiempo le escuché a un amigo, la lotería es el impuesto de los pobres, un impuesto que casi todos pagamos, con la ilusión de dejar de ver el rojo en nuestras cuentas.
Dentro de siete días unos cuantos afortunados estarán de resaca, después de haber sido agraciados con alguno de los premios del sorteo extraordinario de lotería, que cada 22 de diciembre, da el pistoletazo de salida al comienzo de las fiestas de Navidad. Y es que se puede decir que la Navidad empieza el día 22 de diciembre, con la “música” del sorteo, más este año que cae en domingo, por lo que en casi todas las casas se escuchará como se van repartiendo los premios. Siempre me ha llamado la atención ver como abren los telediarios ese día, con multitud de personas celebrando los premios a las puertas de las administraciones de lotería; pero lo más curioso es que los que más celebran, los que más cava beben, muchas veces son simples vecinos del barrio a los que no les ha tocado nada, y es que parece que hay quien se pone muy contento cuando se entera que la lotería ha tocado en su calle, aunque no le haya tocado a él. Curioso. Es verdad que los premios de la lotería de navidad normalmente están muy repartidos, por lo que repercuten en la economía de la localidad agraciada, ¡los concesionarios de coches de la zona hacen su agosto! y de igual forma el de la tienda de jamones, de televisores y la juguetería, entre otras… Pero si nos paráramos a pensar en la probabilidad de que toque un premio importante, en este o en los demás sorteos, posiblemente no jugáramos; y es que el que realmente hace negocio y al que le toca la lotería en cada sorteo es al Estado (y a Cataluña), ¡que para eso lo organiza! Como hace tiempo le escuché a un amigo, la lotería es el impuesto de los pobres, un impuesto que casi todos pagamos, con la ilusión de dejar de ver el rojo en nuestras cuentas.